La raíz mexicana de estos jóvenes de Los Ángeles no se extiende (dicen) por nuestro racismo

Los ‘blaxicans’, los hijos de mexicanos y afroestadounidenses, son una comunidad que sería más grande en Los Ángeles sin los conflictos y prejuicios que prevalecen en ambos grupos sociales, según expertos.

Proyecto visual sobre los ‘Blaxicans’ en Los Ángeles.
Proyecto visual sobre los ‘Blaxicans’ en Los Ángeles.
Imagen Walter Thompson-Hernández

LOS ÁNGELES, California.- Cualquier pretexto es bueno para bailar cumbias en casa de Vanessa Wilmore, fanática de la cantante Selena Quintanilla. Su gusto musical es parte de la cultura mexicana que viene de su madre y que ella trata de equilibrar con su otra raíz, la de su padre, quien es afroestadounidense.

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Wilmore es ‘blaxican’, como se conoce a los hijos de ambos grupos sociales, que por décadas han convivido en vecindarios de Los Ángeles, pero cuya segregación por distintos motivos estaría impidiendo que esa unión sea tan común.

“No conozco a muchos de nosotros”, dice esta residente de Whittier que celebra sus dos raíces, aunque tenga la apariencia de una chica de raza negra. “Estoy muy orgullosa de mi mezcla cultural”, afirma.

En Sur Los Ángeles, la región donde más hispanos y afroestadounidenses comparten escuelas, tiendas, iglesias y problemas sociales, es notable una división cultural que debió haberse diluido con los años. Por el contrario, existen tensiones raciales que se exhiben en conflictos escolares y pandilleriles.

Aunque no existe una cifra oficial de ‘blaxicans’ en el condado de Los Ángeles, cifras del Censo sugieren que son pocos. De 4.6 millones de hispanos en esta región (el 50% de la población total), solo 42,000 marcaron que su raza es la negra, esto es menos del 1%.

El que haya pocos ‘blaxicans’ aquí se atribuye al racismo de ambos grupos, según expertos y quienes son fruto de esa mezcla cultural.

“El proceso de integración racial es indispensable para el progreso de las comunidades”, dice Octavio Pescador, profesor de educación de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), quien ha desarrollado proyectos académicos para reducir los conflictos entre ambos sectores después de batallas campales que han ocurrido en escuelas de Sur Los Ángeles en los últimos años.

Amber Wilson, hija de un afroestadounidense y una mexicana, coincide en que los prejuicios han evitado que haya más personas como ella. “Aunque estamos en el año 2016 la gente es muy racista. Existe el temor de amar a alguien o dejar que sus hijos sean pareja de alguien fuera de su etnia”, señala.

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De 21 años y vecina de Pico Rivera, Wilson comparte que la mayoría de sus valores provienen de su familia materna, que ama la cocina mexicana y que guarda varias costumbres del vecino país, pero reconoce que a veces la balanza se carga hacia su lado paterno.

“Crecí más en la cultura mexicana, es donde está mi corazón, pero enfrento más problemas de la gente negra porque tú ves a una mujer negra”, expresó la estudiante de psicología.

Juntos pero no revueltos

Según historiadores, Los Ángeles se fundó en 1781 por 44 mexicanos y 26 personas de descendencia africana, una comunidad que experimentó su mayor crecimiento entre 1940 y 1970, por la migración de quienes buscaban empleo en las entonces pujantes industrias automotrices y del acero en esta ciudad.

En ese período, la población angelina negra pasó de 63,000 a 763,000, ubicándose principalmente en el sur de esta metrópoli. En una época, ese grupo constituía el 80% de los habitantes de la zona.

Pero en los últimos 40 años, en esos vecindarios se observó un notable crecimiento de familias mexicanas y centroamericanas. De acuerdo el Censo, los hispanos en Sur Los Ángeles ahora constituyen el 57% de sus 750,000 pobladores, mientras que los negros representan el 38%.

Armando Vázquez-Ramos, catedrático de Estudios Chicanos de la Universidad Estatal de California en Long Beach (CSULB), expone que varios prejuicios raciales de los migrantes hispanos los acompañan desde sus países de origen, donde es común discriminar por el color de piel.

“En México hay un marcado racismo”, señala el profesor, recalcando que eso predomina incluso cuando los afromexicanos, concentrados en el sureste del vecino país, constituyen la tercera raíz cultural.

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Durante los últimos años Walter Thompson-Hernández, un estudiante de doctorado en UCLA, se ha dedicado a fotografiar a decenas de ‘blaxicans’ que viven en Los Ángeles como parte de un proyecto de investigación que le ha permitido encontrar su propia identidad.

“Hay un estigma contra los afroamericanos que es muy negativo, pensando que son dos culturas que no se entienden y que hablan diferentes idiomas, pero eso no es cierto”, señaló este residente de Huntington Park, una de las municipalidades con mayor población de migrantes mexicanos de todo el país.

Thompson-Hernández, de 31 años, pasó la niñez visitando cada verano a sus abuelos maternos en Jalisco. Pero le faltaba algo, encontrar a los suyos, a los ‘blaxicans’. Por eso los ha fotografiado.