Cuando los burros emigran y son considerados una amenaza a la seguridad pública

LOS ÁNGELES, California.- En el Cañón Reche, entre las ciudades de Moreno Valley y Colton, en el condado de Riverside, habitan entre 300 y 500 burros silvestres que han emigrado a zonas urbanas en busca de comida y ahora están siendo considerados una amenaza a la seguridad pública.
La migración de los burros se debe en gran parte a la sequía que padeció California en los últimos cinco años y que dejó marchita la pradera donde suelen pastar.
Al cruzar la frontera de lo rural a lo urbano, estos animales no domesticados transitan por carreteras y vías férreas del área para llegar hasta zonas residenciales y alimentarse con el césped que cubre el patio de las casas.
También son atraídos por residentes compasivos que les ofrecen zanahorias, manzanas o plátanos, frutas que para el burro son manjares.
En su obligada migración, estos animales han sido víctimas de atropellamientos o se han convertido en blanco de ataques y maltrato por parte de muchos residentes que no quieren verlos merodear en su jardín y mordisqueando su grama.
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Pero el aumento en el riesgo de accidentes, ante la posibilidad de que sean atropellados por un vehículo o de que se los lleve el tren que cruza por su pradera, es lo que ha llevado a las autoridades del condado a preparar una ordenanza que impondría multas a los residentes que los alimenten o que los hostiguen.
"Los burros generalmente habitan el Cañón Reche y el área de Pigeon Pass (en Moreno Valley), pero ahora están usando carreteras y las vías del tren para entrar en áreas pobladas", dijo Rob Miller, director del Departamento de Servicios Animales.
Muchos automovilistas, señaló Miller, suelen detenerse para bajar la ventana y dar alimento a los burros, lo que ha acostumbrado a los animales a dirigirse hacia la carretera cada vez que observan un vehículo.
Muerte a la orilla de la carretera
La propuesta que prohíbe el hostigamiento y la alimentación de burros no domesticados fue aprobada esta semana por la Junta de Supervisores de Riverside y estaría por definirse en su redacción.
Para Miller, el proyecto de ley se ha convertido en una necesidad por seguridad pública y también para proteger a los propios burros.
La Comisión de Transporte de Riverside también impulsó esta medida tras registrar en diciembre de 2015 un incremento de encuentros con burros durante la pruebas de velocidad que hicieron para la extensión del servicio de trenes de Metrolink hacia Perris.
Debido a los múltiples accidentes viales que se han registrado por la presencia de burros en el camino, se creó la organización no lucrativa Donkeyland, la cual ofrece servicios de emergencia y tratamiento para burros lesionados, además de darlos en adopción.
El promedio de reportes de burros muertos a orillas de las carreteras -uno por mes, principalmente por atropellamiento- generó que Donkeyland lanzara una campaña a través de Change.org para reducir el límite de velocidad en zonas rurales con presencia de burros, como Moreno Valley, Box Springs Mountains, Cañón Reche, Colton, Cañón San Timoteo, Redlands y Grand Terrace.
La adaptación de los burros
"En la vida silvestre los burros comen hierba o vegetación y le temen a las personas y a los vehículos", comentó el jefe de Servicios Animales. "Sin embargo, debido al fácil acceso a los alimentos que no encuentran en la naturaleza, el comportamiento de los burros se ha adaptado y han dejado el pastoreo normal en busca de áreas pobladas, carreteras y de gente para obtener la comida que les ofrecen".
La aplicación de la ordenaza, consideró Miller, reducirá el contacto entre burros y personas, con lo que las manadas volverán a su comportamiento natural, además de reducir el riesgo de accidentes.
Otras medidas para controlar la población de burros silvestres en el área han fracasado, como un polémico proyecto de castración que se llevó a cabo en 2010 y en el que 50 de los animales fueron capados.
Desde 1950 los burros silvestres han proliferado en las montañas de Riverside y desde 1971 se encuentran amparados por la ley federal Wild Free Roaming Horses & Burros Act, que firmó el presidente Richard Nixon para proteger y controlar a estos animales en terrenos federales públicos al considerarlos "símbolos vivos del espíritu histórico y pionero de Occidente" que contribuyen a la diversidad de formas de vida en el país y enriquecen la vida de los estadounidenses.
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