Para Lorena, la madre de Lucas y Mateo, que sus hijos estén vivos es un milagro. Y es que los bebés estuvieron en una operación de separación que duró 17 horas y en la que participaron 4 cirujanos pediátricos, cirujanos plásticos, 2 cirujanos ortopédicos, 1 neurocirujano, 4 anestesistas, 8 enfermeras tituladas y 5 técnicos quirúrgicos del Texas Children's Hospital.