Los casos de la fiebre del valle van en aumento en localidades de la costa oeste desde 2014, con una cifra récord que llegó a 9,004 pacientes nuevos en 2019 en California.
Preocupa propagación de fiebre del valle y estudian vínculo con el cambio climático
Entre 2014 y 2018 se triplicaron los casos y superaron los 9,000 en 2019 solo en California; efectos del cambio climático podrían llevar al hongo que la provoca lejos de la costa oeste.

Esta enfermedad la causa un hongo que reside principalmente en el suelo de los estados del oeste del país, especialmente en California. Se manifiesta principalmente como una enfermedad respiratoria, pero puede agravarse entre el 5% y 10% de los pacientes.
Sin embargo, hay expertos que creen que la fiebre del valle puede extenderse a otras partes del país como consecuencia del cambio climático.
"He hablado con algunas personas de que los casos están por encima de los números habituales", dijo a ABC el doctor George Thompson, profesor de medicina en la Universidad de California en Davis. "Probablemente hemos subido un 30% (en mi práctica)".
Esta enfermedad, conocida científicamente como coccidioidomicosis, es causada por el hongo coccidioides y en casos de gravedad, puede afectar la piel, las articulaciones, el corazón e incluso el cerebro y la médula espinal, por lo que requiere atención médica inmediata.
La fiebre del valle puede ser más difícil de tratar en individuos inmunodeprimidos.
Los posibles efectos del cambio climático en la fiebre del valle
Las esporas de los hongos coccidioides normalmente residen en suelo de California, Arizona, Nevada, Nuevo México, Utah, Texas y Washington. Cualquier alteración de la tierra, incluidos trabajos de construcción o madriguera de animales pueden enviar columnas de las esporas al aire, que pueden ser inhaladas por los seres humanos.
De acuerdo con modelos predictivos de investigaciones, los patrones de cambios climáticos pueden llegar a los coccidioides a territorios tan lejanos como Kansas y Dakota del Norte.
Dos factores climáticos son críticos para el ciclo de vida de este hongo: el calor y la precipitación. El incremento de la temperatura anual promedio, que se espera que sea de 3 a 6 grados para finales de este siglo, dará un ambiente más ideal para la propagación del coccidioides.










