Síntomas como la dificultad para respirar, fatigarse constantemente, sufrir de una hinchazón persistente en las piernas, los tobillos o el vientre, entre otros, pueden ser indicadores de que padeces de insuficiencia cardiaca.
Revisa tu corazón: puede ser insuficiencia cardiaca, pero esta se puede controlar
La insuficiencia cardiaca es una enfermedad progresiva que, con ayuda de tu médico, puede controlarse y garantizarte una mejor calidad de vida.

Una condición que no debes ignorar, pues es progresiva. La buena noticia es que con el correcto tratamiento médico se puede controlar.
¿Qué es y cómo afecta al cuerpo?
La insuficiencia cardíaca ocurre cuando el músculo cardíaco se ha debilitado y ya no tiene la capacidad de bombear sangre con eficacia al resto del cuerpo.
Cuando esto sucede, las actividades diarias como caminar, subir escaleras e, incluso, estar parado por solo unos minutos o simplemente estar parado/a, pueden volverse especialmente difíciles.
Más de 6 millones de personas en los Estados Unidos la padecen, según datos confiables proveídos por los CDC, es decir los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
Y tal como lo mencionamos anteriormente, la insuficiencia cardíaca es progresiva, pero con la guía de un cardiólogo especialista en insuficiencia cardíaca, se puede controlar.
Él ordenará los estudios médicos necesarios, como un ecocardiograma, una prueba que proporciona imágenes del corazón y que aporta datos para determinar si hay insuficiencia cardíaca y cuánto ha progresado la enfermedad.
Además, ayudará a identificar cuál de las tres diferentes clases de insuficiencia cardiaca es la que te afecta: la sistólica, la diastólica o la valvular.
La insuficiencia cardíaca sistólica ocurre cuando el corazón no bombea la sangre eficientemente, y no se contrae de la manera que debiera entre latidos cardíacos.
Por el contrario, la insuficiencia cardíaca diastólica, sucede cuando el corazón no se relaja correctamente entre esos latidos.
La insuficiencia cardíaca valvular evita que las válvulas cierren correctamente, permitiendo fugas de sangre que regresan al corazón, cuando no deberían hacerlo.
Puedes darte cuenta si tú o algún familiar puede estar padeciendo de insuficiencia cardíaca, si uno o varios de los siguientes síntomas están presentes: dificultad para respirar, fatigarse fácilmente, hinchazón permanente en las piernas, tobillos o vientre; pero además:
- Dificultad para completar las actividades de la vida diaria, incluso en esos momentos que todos disfrutamos como estar sentado y relajado.
- Latidos cardíacos rápidos o irregulares, es decir, sentir como si los latidos se saltaran o se detuvieran.
- Tos que persiste y/o sibilancias. Estas son un sonido parecido a un silbido y sucede durante la respiración, a veces acompañada de mucosidad blanca o rosada.
Luego de conocer más a profundidad tu condición única, el cardiólogo analizará contigo las opciones de tratamiento, que pueden ir desde medicamentos, cambios en el estilo de vida diaria -como dejar el sedentarismo-, hasta considerar si eres candidato para un dispositivo implantable.
Conocer el historial familiar también le ayudará al especialista a identificar todas las aristas de tu condición: si tienes parientes cercanos -como papás, abuelos o tíos y tías- que hayan sido diagnosticados con arterias bloqueadas, infarto del miocardio, presión sanguínea alta o problemas de las válvulas cardíacas, hay más probabilidades que tú también presentes alguna condición cardiaca.
Si crees que puedes tener una enfermedad cardiaca o insuficiencia cardíaca, busca la atención de un equipo médico especializado, con integrantes que hablan español, listos para atenderte.