Luces, selfies y quejas: cuando una casa se vuelve viral y el vecindario paga el precio
Una casa decorada se volvió viral por sus luces y figuras gigantes, pero también generó caos en un vecindario de Dallas. Ahora, la ciudad analiza nuevas reglas para evitar que celebraciones privadas se conviertan en eventos masivos que alteren la convivencia.
En Preston Hollow, uno de los vecindarios más tranquilos y exclusivos de Dallas,
una casa volvió a encender el debate sobre hasta dónde puede llegar la decoración de temporada. La casa del 6215 Deloache Avenue se hizo famosa el año pasado por
su despliegue navideño que atrajo a miles de visitantes y generó un caos vehicular que obligó a la ciudad a intervenir. Ahora, el espectáculo regresó…
pero con temática de Halloween.
Y esta vez, la historia no solo es sobre luces:
el Ayuntamiento de Dallas revisará este lunes 20 de octubre las reglas que podrían cambiar para siempre cómo se manejan este tipo de montajes.
Edwin Figueroa
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El fenómeno que desbordó a Preston Hollow
En diciembre de 2024,
la mansión se volvió viral en redes sociales por su exhibición de luces, soldados y renos a tamaño real. La decoración era tan grande que
el tráfico colapsó durante varias noches, y la ciudad tuvo que enviar patrullas para controlar el flujo de autos. Ese operativo, que incluyó
agentes, cierres parciales y hasta un helicóptero, costó a la ciudad más de 25 mil dólares en recursos públicos, indica
WFAA. Con la llegada de octubre, los propietarios transformaron nuevamente la fachada, esta vez
con esqueletos, payasos de terror y figuras gigantes inspiradas en películas de miedo. Las imágenes volvieron a inundar TikTok e Instagram, y las calles, otra vez,
a llenarse de curiosos.
Edwin Figueroa
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La reacción de los vecinos
Para los residentes de Preston Hollow,
el encanto se convirtió en una pesadilla. Lo que empezó como una idea familiar se transformó en
un evento masivo que afecta la vida diaria. “El lugar adecuado para decoraciones de tamaño comercial no es un vecindario residencial tranquilo”, declaró la concejal Gay Donnell Willis, representante del Distrito 13, donde se ubica la casa. Algunos vecinos han denunciado
bocinazos, bloqueos de cocheras y basura en las calles. Una residente dijo a medios locales que ya
no se atreve a caminar con sus hijos por la zona durante la noche por la cantidad de autos estacionados.
Edwin Figueroa
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En video 📹 En diciembre de 2024, esta casa en 6215 Deloache Ave. se volvió viral por su espectáculo navideño: miles de luces, un Santa con traje de Trump y un trineo visible desde cuadras de distancia. El montaje atrajo multitudes, congestionó calles y encendió un debate que hoy llega al Ayuntamiento de Dallas.
Noticias 23 DFW
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Lo que la ciudad planea hacer
El lunes 20 de octubre, el Comité de Calidad de Vida y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Dallas discutirá
posibles cambios al código municipal para evitar que casos como el de Deloache se repitan. Las autoridades no buscan “prohibir” las decoraciones, sino establecer un marco claro para que
la convivencia no se rompa cuando la popularidad se sale de control.
Edwin Figueroa
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La otra cara: un proyecto familiar
El dueño de la casa ha insistido en que
su intención es simplemente crear un espacio de alegría para los niños del vecindario. “Lo hacemos por ellos”, dijo en entrevistas pasadas, defendiendo el esfuerzo y el gasto que implica cada montaje.
Y es cierto: muchas familias llegan con sus hijos, disfrutan, se toman fotos y agradecen el espectáculo gratuito. Pero la frontera entre la celebración y el caos
se ha vuelto cada vez más delgada.
Edwin Figueroa
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El reto para Dallas
El caso de Deloache se ha convertido en un símbolo del nuevo dilema urbano:
cómo manejar las expresiones virales en la era de las redes sociales. Una casa que se ilumina por diversión puede terminar atrayendo
miles de visitantes, tráfico, ruido y costos que terminan asumiendo los vecinos y la ciudad. Este lunes, cuando el tema llegue al Ayuntamiento, Dallas buscará
una respuesta que equilibre la creatividad con la convivencia. Porque en Preston Hollow, entre luces, esqueletos y selfies, lo que está realmente en juego no es solo el espíritu festivo,
sino el derecho a la tranquilidad.