Aunque Chicago es una ciudad santuario, el temor entre inmigrantes indocumentados es latente ante los planes del presidente electo, Donald Trump, de realizar deportaciones masivas. El alcalde Brandon Johnson se pronunció al respecto y aseguró que la municipalidad continuará protegiendo a las personas sin importar su estatus legal migratorio. Asimismo, dijo que no permitirá que los oficiales de policía ayuden a los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).