DALLAS, Texas. Estar enfermo y no entender al médico puede ser tan angustiante como la enfermedad misma.
Entre el idioma y la esperanza: el hispano que traduce vida en los hospitales de Texas
Después de vencer el cáncer, el puertorriqueño Ernesto Díaz encontró una nueva misión: ser intérprete médico. Desde hace 18 años traduce esperanza en hospitales del norte de Texas, ayudando a pacientes hispanos a entender y enfrentar su tratamiento.

En hospitales del norte de Texas, pacientes hispanos enfrentan esa barrera cada día.
Pero hay quienes convierten esa dificultad en una misión: los intérpretes médicos.

Qué pasó
Hace más de dos décadas, una enfermedad le cambió la vida a Ernesto Díaz, un puertorriqueño que hoy trabaja en un hospital del área de Dallas - Fort Worth.
Le diagnosticaron linfoma y los médicos le dieron seis meses de vida.
En medio del tratamiento perdió su empleo y su carro.
Pero una enfermera le hizo una sugerencia inesperada: “¿Por qué no te conviertes en intérprete?”.
Esa frase marcó el inicio de un nuevo camino.
“En ese momento no sabía ni lo que era un intérprete”, recuerda Ernesto.
Mientras luchaba contra el cáncer, empezó a ayudar a otros pacientes hispanos que no hablaban inglés.
Y cuando superó la enfermedad, decidió prepararse y hacerlo su profesión.

Quién es
Hoy, Ernesto lleva 18 años como intérprete médico.
Su trabajo consiste en traducir entre pacientes y médicos, pero también en acompañar y dar confianza.
Atiende hasta 25 pacientes al día, entre consultas rápidas y terapias que pueden durar hasta una hora.
“Lo más difícil siempre ha sido cuando tenemos pacientes en etapa final”, nos dice con voz pausada, durante una entrevista con nuestro compañero Miguelángel Piñero.
“Uno ve el amor de las familias y a veces las palabras no alcanzan”.

Por qué es importante
El papel del intérprete médico no es opcional, es un derecho.
La ley exige que todo paciente reciba atención en su idioma.
Cuando eso no ocurre, se ponen en riesgo los diagnósticos, los tratamientos y la seguridad del paciente.
“A veces creen que un familiar puede traducir, pero no es correcto”, explica Ernesto.
“Puede cambiar lo que dice el médico o el paciente y afectar los resultados”.
Por eso, su labor va más allá de la traducción literal.
“Cuando un paciente se siente cohibido, no hace preguntas. Y esas preguntas pueden cambiar su diagnóstico”, afirma.
Cómo trabaja
Cada mañana, Ernesto imprime una lista con los pacientes que necesitan su asistencia.
Va de habitación en habitación, traduce cada conversación y documenta la visita.
“Así nos aseguramos de que todos los pacientes reciban el servicio que necesitan”, dice.
Su conexión con los pacientes y el equipo médico es evidente.
“La conexión que él construye con el equipo y con otros líderes es maravillosa para todos”, comenta una de sus supervisoras.
Lo que viene
Ernesto sabe que su generación de intérpretes está cerca del retiro y le preocupa el futuro del oficio.
“Necesitamos más intérpretes que tomen nuestra posición y continúen esta vocación”, afirma.
Por ahora, no piensa en detenerse.
El cáncer quedó atrás, pero su deseo de servir sigue vivo.
“Siempre hay espacio para dar más”, dice con una sonrisa antes de que el radio a su cintura suene, alguien lo necesita en el hospital.
En resumen 💡
Ernesto Díaz convirtió una enfermedad en un propósito.
Hoy traduce más que palabras: traduce esperanza, alivio y entendimiento.
Su historia es la de un hombre que sobrevivió para ayudar a otros a no sentirse solos frente al miedo, ni perdidos en la barrera del idioma.














