Cuando demolieron la primera tienda de Jumpolin en 2015, la familia sostiene que se hizo sin su conocimiento y que era parte de la gentrificación del este de Austin.
Facebook: Jumpolin
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"Los horrores que la gentrificación ha infligido no solo a nuestro negocio y familia, sino también a los demás… nos inspiraron a resistir la mentalidad de 'esto es inevitable', lo que alentó reabrirnos junto a César Chávez ", publicó la familia en Facebook.
Jumpolin continuó labores en ubicaciones temporales hasta que reabrieron en una nueva ubicación en César Chávez en agosto de 2017.
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“Si no hubiéramos experimentado la demolición que fue noticia mundial, es muy posible que estemos en la misma posición que estamos hoy porque la gentrificación no siempre es algo de la noche a la mañana, sino un proceso gradual. Con el cierre de nuestra tienda, estamos siendo expulsados no por el acto vengativo de un propietario, sino por la realidad de una ciudad y un sistema que niega activamente las oportunidades para la clase trabajadora y las empresas que los atienden", publicó la familia.
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Aunque los propietarios no abrirán una nueva ubicación física, Jumpolin continuará brindando servicios de alquiler de fiestas y pedidos personalizados de piñatas a través de reservas telefónicas y correo electrónico.