La ‘princesa deprimida’ ya es emperatriz: la triste historia de cómo Masako llegó al trono de Japón

Luego de que el emperador Nihito abdicara este miércoles, la princesa Masako y su esposo el príncipe Naruhito se convierten en los nuevos emperadores del país de Oriente. ¿Logrará en esta ocasión vencer su lucha contra la depresión?

Por:Univision

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La princesa Masako es a partir de este miércoles la nueva emperatriz de Japón y, aunque sonríe, no parece que la alegría la inunde. La hasta ahora conocida como ' la princesa deprimida’ emitió un comunicado ante la inminente subida de su esposo al Trono del Crisantemo explicando su estado de ánimo.

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“Si pienso en los días por venir, a veces me siento insegura sobre hasta qué punto podré serle útil al pueblo. Pero lo haré lo mejor que pueda para contribuir a que sean felices", escribió el día de su cumpleaños 55 en diciembre pasado. Una nota que dejó ver que sus problemas de depresión no han sido superados del todo.

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Y es que el gran temor de Masako parece estar cerca: este miércoles, en medio de una ceremonia tradicional, el emperador Akihito de 84 años (su suegro) abdicó al trono de Japón tras treinta años en el poder debido a su avanzada edad y problemas de salud.

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En una ceremonia en el Salón Pino del Palacio Imperial en Tokio -que duró solo 15 minutos- estuvieron presentes integrantes de la familia imperial y unos 300 invitados. Ahi el emperador heredó las enormes responsabilidades del imperio a Masako y su marido.

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Frente a los más altos títulos del imperio, el emperador Akihito y su esposa Michiko subieron al estrado frente a los tres tesoros imperiales (espada, cofre y una joya de jade) que pasarán a su hijo y su esposa, quienes asistieron vestidos con trajes occidentales.

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Estos tesoros pasarán a mano de su hijo mayor Naruhito en una larga ceremonia que se llevará a cabo el sábado -y en la que los médicos de la princesa Masako advierten que no saben si ella estará preparada para ello.

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En la ceremonia de abdicación y debido a que el acto estaba limitado a japoneses adultos, no estuvo presente Aiko de 17 años ni tampoco su primo, los dos niños más observados de la monarquía.

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Desde hace décadas, la princesa Masako ocupa los titulares de la prensa nipona que examina cada uno de sus movimientos. Masako Owada se casó en 1993 con Naruhito en una ceremonia tradicional y una occidental.

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Masako está bajo los reflectores desde que cometió la 'osadía' de hablar 39 segundos más que Naruhito en la conferencia de prensa del anuncio de su compromiso. Era evidente que la nueva emperatriz no tenía interés en entrar a formar parte de la dinastía monárquica más antigua del mundo.

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Plebeya, moderna y emancipada, hija de un importante diplomático, titulada en Ciencias Económicas en Harvard y Derecho en la Universidad de Tokio, con posgrado en Oxford, la chica tenía grandes proyectos laborales y fuertes intenciones de ser embajadora.

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Sin embargo, el príncipe heredero se enamoró de ella en una recepción oficial a la infanta Elena en 1986. Tras varias negativas, Masako aceptó el compromiso en parte presionada por la tradición y para no comprometer el honor de su familia. Aquí acompañada de sus padres para reunirse con la familia imperial.

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En ese momento apareció el lado oscuro de lo que parecía un cuento de hadas. Algunas especulaciones salieron del diario The Ashi Shimbum, uno de los más prestigiosos del país, argumentando que Masako no soportaba las duras reglas monárquicas y estaba consumida por el estrés y la ansiedad.

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Los problemas se agudizaron cuando Masako tuvo dificultades para concebir y finalmente, cuando ocho años después quedó embarazada, dio a luz a su única hija.

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A pesar de ser la hija mayor del príncipe heredero, la pequeña Aiko está imposibilitada para acceder al trono por cuestiones de género (ley sálica) debido a las implacables leyes de sucesión japonesas.

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La gota que derramó el vaso fue el nacimiento de un varón, el príncipe Hisahito (hijo del hermano de Naruhito), quien se convertirá automáticamente en el segundo en línea de sucesión.

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El niño ya está siendo educado -casi en clausura- en la exclusiva Universidad de Ochanomizu en Tokio para ser el próximo emperador.

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Así y con poquísimas apariciones públicas, el imperio tuvo que reconocer que Masako sufría de lo que oficialmente le llamaron “Adjustment Disorder”, una dificultad para ajustarse a las reglas de la monarquía debido a las presiones de la estricta casa imperial.

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Entonces su marido hizo una insólita declaración en la que dijo que su mujer había sido “víctima” de los esfuerzos por adaptarse a la tradición imperial. “De alguna manera, su carrera y su personalidad fueron negadas”, dijo.

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Recluída en una jaula de oro, Masako ha aparecido en público en contadas ocasiones en estos años.

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Debido a la ostracidad de la monarquía nipona, se sabe poco de su estado de salud o de los tratamientos a los que se somete.

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Este sábado 4 de mayo, Naruhito de 59 años va a presentarse al pueblo como el nuevo emperador en medio de largas ceremonias protocolarias, que los médicos han advertido pueden ser demasiado para la nueva emperatriz.

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Entonces aparecerá en los balcones del Palacio Imperial a saludar al pueblo en seis ocasiones acompañado de su esposa Masako -si es que ella puede estar presente.

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