"Yo aborté": el conmocionante relato de la actriz argentina Muriel Santa Ana

En Argentina desde hace mucho tiempo, diversos colectivos feministas luchan por exigir la despenalización del aborto. Finalmente, aquello que parecía imposible, llegó al Congreso de la Nación a través del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, redactado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

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El debate se encuentra en la Cámara de Diputados, donde diversos expositores, entre médicos, abogados, actrices, periodistas y políticos, argumentan tanto a favor como en contra y les reclaman a los legisladores que aún no tienen su posición definida, que los acompañen.

Y en la tercera jornada de discusión del 17 de abril, expusieron a favor de la despenalización, tres mujeres conocidas dentro del mundo de la televisión argentina: las periodistas Débora Plager y Julia Mengolini, y la actriz Muriel Santa Ana, quien compartió al plenario los detalles de cómo fue el aborto que atravesó y enmudeció a todos.

La actriz contó su propia experiencia, explicando que a sus 23 años cuando se enteró de que estaba embarazada, fue al consultorio privado del jefe de Obstetricia de un prestigioso hospital público: «Él me dio las recomendaciones y yo le di la plata», dijo.

«Me prepararon en una habitación más parecida a un pasillo que al mismo tiempo contenía otra puerta que, luego supe, comunicaba con el quirófano. El quirófano era la cocina, amplísima, típica de esos edificios de categoría de Recoleta construidos en los años 50. Lo único que había en el espacio era una camilla ginecológica. El médico era muy amoroso, me dijo: “Esto va a ser muy rápido, quedate tranquila”.», comenzó Santa Ana.

Luego, agregó: «Aparecí tendida en otra camilla en el mismo pasillo estrecho del inicio. Mi mamá y mi hermana me sostenían cada una, una mano. El médico se acercó, me dio un beso y me dijo: “Ya pasó”».

La actriz aclaró que al momento de quedar embarazada utilizaba como método anticonceptivo un diafragma a lo que dijo: «Si aún hoy es conflictivo que los hombres usen preservativo aduciendo pérdida de placer y manipulando así la voluntad de las mujeres, imaginen que hace 20 años el abuso era mucho peor. Nosotras nos poníamos el diafragma y ellos se tranquilizaban. Y nosotras también».

«Yo tenía una mamá, un papá, una hermana, un trabajo, mis estudios, mis libros, mis amigos. Y conseguí la plata. No tuve que recurrir a una sonda, a una aguja de tejer ni a un sucucho sórdido sin asepsia. Yo no deseaba ser madre forzadamente. No deseaba inscribir mi cuerpo en el orden simbólico de la maternidad por imposición», profundizó la actriz.

Y finalizó diciendo:

«Acá, señores y señoras, no se trata de debatir, de discurrir sobre los límites de la vida y de la muerte. Porque, si así fuera, les pregunto a los que aún no han tomado partido, ¿qué es para ustedes una mujer muerta? Esto se trata de aborto clandestino o aborto legal. El aborto existe, existió y existirá legislen ustedes lo que legislen. Si este proyecto fuera rechazado, sepan que llevarán de por vida, sobre sus espaldas, a las muertas que de aquí en más produzca la industria del aborto clandestino».

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