Los cánones de la tradición y la familia de bien indican que el protocolo debe seguirse a ultranza. El Manual de las Buenas Costumbres Conyugales dice así: Paso 1: Noviazgo ---> Paso 2: Compromiso ---> Paso 3: Casamiento ---> Paso 4: Concubinato. ¿Caricaturizable?, sí. ¿Pasado de moda?, también. ¿Ridículo?, probablemente. ¿Inefectivo?, yo no estaría tan seguro.
Vivir con tu pareja antes del casamiento puede costarte un divorcio

En la Universidad de Denver han investigado el destino de varias parejas que se fueron a vivir juntas antes del casamiento, y de otras tantas que alcanzaron el concubinato tras casarse. Los resultados demuestran que la opción uno acarrea infelicidad, mientras que el segundo camino da lugar a, probabilísticamente, mejores resultados.
Según los investigadores, las parejas que vivieron juntas antes del casamiento reportaron mayores índices de infelicidad y divorcio que las otras parejas que siguieron el modelo tradicional (que a decir verdad ya tiene poco de tradicional y de costumbrismo).
Publicadas en el Journal of Family Psychology, las conclusiones del estudio dirigido por Galena Rhoades apuntan a que muchas parejas que se mudan juntas sin la idea fija de casarse pueden terminar la relación debido a que ya agotaron la etapa de convivencia.
La conclusión no es del todo convincente, pero los datos son datos, y hablan (en este caso, reconociendo el exagerado contenido empírico de la investigación) por sí solos. Ya te avisamos, así que si en un futuro te va mal con tu pareja, no escuchamos reclamos.







