Un australiano de 28 años llamado Brenton Tarrant, transmitió a través de Facebook Live cómo ingresó con una ametralladora en la mezquita Al Noor de la ciudad de Christchurch en Nueva Zelanda. Murieron 49 personas y la transmisión duró 17 minutos.
Vivimos en una sociedad que exhibe hasta las masacres: ¿por qué ocurre esto?


Mostró a todo Facebook cómo realizaba una matanza
El autor de la masacre, antes de llevar a cabo los asesinatos, había escrito en sus redes sociales un «manifiesto» en el que invocaba motivos racistas y xenófobos para llevar a cabo el ataque: «Solo soy un hombre blanco común, de una familia normal que ha decidido tomar una postura para asegurar el futuro de su gente».
Luego del atentado, Facebook y Twitter bloquearon sus cuentas. Sin embargo, debemos recordar que esta no es la primera vez que pasa que un terrorista, asesino, violador o pedófilo, decide compartir cómo realiza crímenes atroces a través de las redes sociales, lo que nos abre una incógnita: ¿por qué queremos mostrarlo todo?

Una sociedad que quiere mostrarlo todo
El morbo está presente en todos lados y para llegar a él, no hace falta introducirnos en la parte más oscura de Internet, solo basta con abrir las redes sociales. Pensemos en cuántas veces vimos un accidente de tránsito y junto a él, un conjunto de personas filmando lo ocurrido con su teléfono celular, para luego, ser publicado en Twitter. ¿Por qué queremos mostrarlo todo?
Por qué queremos mostrarlo todo
Paola Bonavitta, Doctora en Estudios Sociales en América Latina y Magíster en Sociología, explica en su tesis La espectacularización del sujeto: la sociedad orwelliana, que la sociedad posmoderna se encuentra ausente de reglas de censura acerca de qué mostrar y qué no, logrando una cultura narcisista, donde reina el principio de la individualidad y donde la invisibilidad social parece ser el lugar que debe evitarse.
La autora explica que las personas nos adaptamos a los principios dominantes marcados por una sociedad excesivamente sociable para «sentirse parte del sistema», es decir, para estar incluido.
Por este motivo, nos encontramos en las redes sociales con contenido puramente exhibicionista, el cual solo alimenta la necesidad de un efecto: el reconocimiento en los ojos ajenos y, sobre todo, el premio de ser visto.

Cómo reacciona Facebook
La compañía de Mark Zuckerberg posee 7500 moderadores entre máquinas y humanos que revisan constantemente las imágenes y los mensajes que se publican en el muro de millones de usuarios para detectar qué contenido exactamente no cumple la normativa y por ello debe ser censurado. El problema es el tiempo que tardan en detectar qué debe ser censurado.
Hasta el momento no hay inteligencia artificial que actúe tan rápido para moderar el contenido de millones de usuarios alrededor del mundo, motivo por el cual, es de suma importancia la responsabilidad del usuario en d enunciar cuando un contenido no es apropiado.

El problema, es que al no existir una censura inmediata, quien publicó el contenido de igual forma logra su principal cometido: que lo vieran.







