Victim blaming: La tendencia de culpar a la víctima por el crimen
Tenemos que hablar de victim blaming, o la tendencia social de culpar a la víctima del crimen. Una práctica sorprendentemente común y que muchas veces parece ser un efecto reflejo inculcado por siglos de patriarcado racista. No es nada nuevo, pero cuando vemos a gente como Donald Trump haciendo lo que hace y diciendo lo que dice, en camino a la Casa Blanca, hay que hablar del tema.
Por supuesto que Trump no es el único caso, ni cerca. Literalmente ocurre todo el tiempo. Lo que pasa es que, actualmente, es el hecho de mayor perfil. Y eso que tenemos un ejemplo con Kim Kardashian, también bastante reciente. Pero vamos con orden.
¿Qué es el victim blaming?
Cuando ocurre un crimen, o una persona es objeto de algún acto abusivo o negativo en su contra, esa persona es la víctima. La persona realizando el daño, o el crimen, es el victimario.
Parece lógico pensar que esto no tiene mayor problema, pero resulta que sí. Porque en ciertas ocasiones las víctimas reciben un escrutinio y un trato que pareciera echarles la culpa del acto cometido contra ellas. El victim blaming es cuando esto ocurre. Cuando las acciones, actitud y hasta el atuendo de la víctima son cuestionados como causas del crimen. Algo así como justificar al criminal.
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¿Quiénes con las víctimas?
Si hay un robo, queda claro que los ladrones son los victimarios y las personas robadas son las víctimas. Lamentablemente en nuestra sociedad, inclusive en la occidental, existe la tendencia de culpar a ciertas víctimas.
Las mujeres, las personas de color, los miembros de la comunidad LGBT+, las minorías en general, suelen ser sujetos al victim blaming.
Actualmente Donald Trump ha sido acusado de abuso por varias mujeres. Esto luego de que saliera una desagradable grabación en la que podemos escuchar al candidato republicano haciendo comentarios sexistas que bordean en lo que se conoce como rape culture.
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Una actitud que parece implicar que los hombres tienen cierta potestad sobre las mujeres. Como una especie de posesividad generalizada, que siempre se justifica con el "Así son los hombres".
No, así no son los hombres. Así son los depredadores sexuales. Que, por cierto, son criminales.
En fin, muchos se tomaron las declaraciones en contra de Trump como un acto de conveniencia política, porque todos los que apoyan a este candidato parecen tener una mentalidad de perdedores compulsivos que tienen a la mano lista cualquier cantidad de excusas para justificar su fracaso personal.
Y claro que no podemos descartar la posibilidad de que existan testimonios falsos, no en el caso exclusivo de Trump, sino en general. Eso de "se presume inocente hasta que se demuestre lo contrario" está muy bien, pero no se puede traducir en "vamos a tratar a la víctima como criminal".
Extensos estudios muestran que las mujeres que son víctimas de abuso sexual suelen demorar, y algunas veces callar por completo, su ataque debido al intenso trauma que representa y, sobre todo, al temor por el escrutinio público.
Porque lamentablemente no existe un caso de abuso sexual en el que la víctima no haya sido responsabilizada de alguna forma por el crimen. Ya sean las autoridades, los medios, la sociedad o el propio criminal.
Para muestra un botón. Lo primero que ocurrió, instantáneamente, cuando surgieron las acusaciones contra Donald Trump fue que uno de sus seguidores, que porcierto es periodista de Fox News, publicó datos personales de una de las víctimas en las redes sociales. Hablamos de teléfonos y direcciones.
En otra ocasión la policía dentro del campus de una universidad repartió panfletos entre las estudiantes femeninas recordándoles que no deben tentar al violador. O el padre del violador de Stanford, que publicó un comunicado en el que defendía su hijo que " ni siquiera tuvo 20 minutos de acción", porque fue descubierto antes.
Infinidad de veces, luego de un ataque a la comunidad LGBT+, no faltan comentarios sobre como la víctima se lo buscó, incluso citando a Dios como verdugo indirecto.
Recientemente las noticias se llenaron de información sobre como Kanye West interrumpió un concierto por una "emergencia familiar", que luego supimos se trataba de que Kim Kardashian había sido atracada en su habitación de hotel en París.
Yo no soy, en absoluto, fan de las Kardashians. En general me aburren y me parece que no tienen mérito para la fama que cargan. Pero tampoco me doy mala vida por eso. Ahora, de ahí a alegrarme por lo que le ocurrió, hay un trecho.
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Hubo personas que recurrieron a las redes sociales para manifestar su alegría por este ataque. Entre ellos no faltaron los que recurrieron al victim blaming para justificar su triste personalidad. Algunos hasta pensaron en aprovechar y sacar algo de dinero con esto.
"Quién la manda a mostrar sus joyas". Muchos se lamentaban que no la hubieran violado (En serio, ¿qué demonios les pasa?), no faltaron los "analistas serios" que hablaban de ese exceso de exposición en las redes sociales. Refiriéndose a la obsesión de Kim con las selfies (muchas veces completemante desnuda).
Lo siento, pero no. Mostrar tus riquezas, documentar tu vida en las redes sociales y ser generalmente una persona molesta no son justificativos para cometer crímenes contra esas personas. Ni siquiera si son Kardashian.
Está bien educar a los más jóvenes para evitar que se expongan demasiado en internet, porque hay que tener un mínimo de sentido común en la vida, como regla general. Es peligroso porque existen personas desequilibradas, criminales, sin escrúpulos que no van a dudar en cazar víctimas por este medio. Pero esto, bajo ninguna luz, justifica el crimen.
El consenso promedio entre los seguidores de Trump, es preguntarse por qué esas mujeres no hablaron antes. El victim blaming es una de esas razones. Y es hora de acabar con esto.
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