En verano, a lo largo del borde del continente americano, desde el estrecho de Juan de Fuca en los límites entre el Estado de Washington y la Columbia Británica, pasando por el Archipiélago Reina Carlota, hasta la Glacier Bay, en la región de Panhandle en Alaska se inician grandes viajes.
Una autopista marítima entre el Estado de Washington y Alaska


Grandes viajes que no son solamente humanos. Los salmones emigran por cientos de miles desde el Pacífico occidental, abriéndose paso fatigosamente por ríos y riachuelos hasta el lugar donde nacieron, adonde llegan para desovar y morir cumpliendo así su ciclo de vida. Las orcas, con su alta aleta dorsal hendiendo el agua, se congregan en los estrechos y golfos protegidos para buscar alimento. Los osos pardos abandonan las montañas y se reúnen cerca de las desembocaduras de los ríos donde se hartan de peces.
Una carretera muy especial
También los humanos se ponen en movimiento. Quienes viven en la costa recorren los umbríos senderos hasta los arbustos cargados de frambuesas y arándanos. Tanto los lugareños como los turistas, sobre kayaks, canoas, barcos de vela o a motor exploran los antes helados ríos, las ensenadas orladas de cascadas, las islas sobre las que trazan círculos las águilas y los cuervos. Los pescadores, al timón de sus barcas provistas de redes de arrastre, recorren las aguas profundas en procura de salmones y, desde el sur, precedidos por sus sirenas que resuenan sobre los árboles y las rocas, llegan los transbordadores y los cruceros en excursiones que cubren todo el trayecto, en su ruta por la vía de agua conocida como Paso Interior.

Esta vía de agua, eje central del recorrido hacia el norte, es un itinerario que avanza en línea recta hacia el corazón de una de las zonas naturales más sorprendentes de América; 1.600 kilómetros de costa salvaje, de fiordos y bosques siempre verdes, de manantiales de agua caliente y glaciares. Va desde Seattle hasta Skagway, en Alaska, por entre canales estrechos protegidos de las inclemencias del mar abierto. Dado que las ciudades costeras tienen a sus espaldas increíbles montañas de difícil acceso precisan el agua como medio vital de comunicación.
Un bonito recorrido
El sistema estatal de transbordadores de Alaska cubre todo el camino. Los barcos mayores, que transportan cerca de mil pasajeros y casi 200 vehículos, parten desde Seattle o de Prince Rupert en la Columbia Británica hacia la recortada costa de Alaska, haciendo escala en siete ciudades importantes, entre ellas Juneau, la capital.

La costa del Paso Interior está regularmente inmersa en el húmedo aire oceánico arrastrado por los vientos surorientales y las nubes se ciernen sobre los árboles como el humo sobre las chimeneas, en esas condiciones los bosques de abetos y tsugas crecen exuberantes. Pero como compensación por los largos períodos de mal tiempo la costa goza de una temperatura relativamente suave gracias al efecto moderador de la corriente cálida de Japón. Con el buen humor que los caracteriza los habitantes de Alaska aseguran que en ésta, su región más austral, se pueden cosechar plátanos.
¿Conocían acerca de esta autopista? ¿Alguna vez han visitado Alaska?







