Aquellos que recordamos la canción de la película animada “Buscando a Nemo” podremos usarla como banda de sonido para emprender nuestro recorrido por este refugio perfecto para sirenas creado por el artista y buzo profesional Jason de Caires Taylor. Ubicada en el mar Caribe, específicamente cerca de la Isla Mujeres, en Cancún, México, esta galería subacuática de esculturas sorprende no solo por su belleza, sino que también por su originalidad.
Un museo bajo el mar

No encontraremos típicas figuras acuáticas si lo que estamos buscando son barcos encantados o cofres de tesoros piratas. De hecho, la obra de este artista incluye una ronda de personas, un oficinista, un coleccionista y un ciclista, entre muchas otras. Cada escultura tiene un nivel de detalle que asombra.
Por ejemplo, en la llamada Inercia, en la cual se observa a un hombre gordo mirando televisión, con poco esfuerzo podemos ver el detalle del control remoto, botón por botón. La parte de la comida del televidente merece un capítulo aparte.
Si quisiéramos, podríamos contar cuántas papas fritas hay en el plato. Sin embargo, tal vez la obra más impresionante es la denominada Evolución silenciosa que contiene a 400 figuras de personas y las expresiones de sus caras resultan tan fabulosas como reales.

Bajo el agua los objetos parecen más grandes y como consecuencia, más cercanos. La luz juega un papel preponderante ofreciendo una perspectiva diferente a cada aventurero que se sumerge en este mundo mágico. Con el paso del tiempo, este museo se convertirá en un coral artificial, resultando beneficioso para atraer vida marina como tortugas, peces, esponjas y tiburones.

Bucear es una experiencia fascinante que deberíamos realizar, pero este museo brinda una posibilidad única: conocer la unión perfecta entre arte y naturaleza bajo el mar.







