¿Cómo no pensar en Madrid, París, Milán, Londres, Berlín o Amsterdam si nos referimos a ciudades europeas importantes? Es cierto que a primera vista estas ciudades estandartes de la identidad del viejo continente se aparecen como los destinos más visitados y anhelados por los turistas.
Turismo histórico y arquitectura en Liubliana

Pero el número de visitantes no es sinónimo de belleza y magnificencia si hablamos de tópicos turísticos. Es así como ciudades como Moscú o Praga se han ganado su lugar entre las ciudades europeas más visitadas, haciendo gala de una identidad propia que marca una diferencia con las ciudades anteriormente mencionadas, y que las reviste con un encanto difícil de igualar.
Es este el futuro que parece sobrevenirle a Liubliana, la capital Eslovena, una ciudad con encantos propios y una riquísima historia que se refleja vivamente en todos sus rincones, volviendo a la ciudad un carnaval de épocas anacrónicas, dentro de las cuales absolutamente todo es atemporal.
Los romanos pusieron sus bases en prácticamente todos los rincones del territorio europeo, y Liubliana no escapó a esta tendencia expansionista de uno de los más importantes imperios de la historia. En el año 15 d.C. los romanos se pararon sobre Liubliana, hasta el 1220, cuando fue reconocida como ciudad independiente.
El Castillo de Liubliana
Es así como la actual capital eslovena se adhirió al imperio de los Habsburgo, pudiéndose vislumbrar aún los resabios de las influencias de dicho imperio en los castillos de la ciudad, lugares que merecen ser visitados sin otra opción. Uno de los más importantes castillos que esta ciudad tiene para ofrecer es el Castillo de Liubliana, dónde pueden disfrutarse muestras artísticas y festivales de toda índole en cualquier época del año, además de poder contemplar las influencias arquitectónicas de la historia de la ciudad que viven hasta el día de hoy.
Tras haber pasado de mano en mano por varios imperios, Liubliana vivió un confrontado siglo XX, en el cual sufrió las consecuencias de la segunda guerra mundial, debiendo incorporarse a Italia para convertirse así en la capital de la por entonces provincia Eslovenia Occidental. Pero más allá de todo este pasado traumático, Liubliana ha podido pararse sobre su historia, legándole a quienes deciden visitarla una conjunción de bellezas arquitectónicas, mezclando el estilo renacentista con el neoclásico.
Es por esto que los amantes del turismo histórico como del turismo arquitectónico no pueden dejar de poner a Liubliana dentro de sus itinerarios de viaje. Para respirar olor italiano y esloveno, almorzando unos spaghettis mientras contemplamos algunas fachadas de antaño es una experiencia que necesariamente debe ser realizada en este lugar.
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