Cuando viajamos a Tailandia y nos disponemos a ir al baño, posiblemente descubramos una tercera puerta con un ícono algo ambiguo...
¿Tenías idea de que existían las ladyboys en Tailandia?

No, no se trata de ningún baño compartido, sino de una estancia acondicionada para las populares ladyboys de Tailandia, también conocidas/os como "kathoey", en una nación en la que la diversidad de género forma parte de su cultura, y en ocasiones, del entretenimiento.
Eunucos del siglo XXI
En la Antigüedad, los eunucos eran hombres castrados que, por su sexualidad confusa y su apariencia masculina, llegaron a ocupar altos cargos en diversos imperios, desde el hindú al turco, si bien otros eran poco aceptados en los círculos de pobreza de los que provenían.
El budismo, religión que muestra tolerancia ante la diversidad de género, es la principal carta con la que juegan las llamadas ladyboys o kathoey de Tailandia, hombres que adoptaron la apariencia de una mujer a una edad temprana, o bien hombre travestidos y afeminados.
En un país en el que ciertos sectores contemplan a estas mujeres como el resultado kármico de una antigua vida de transgresión, otros menos tolerantes se niegan a otorgar la documentación que confirme la nueva identidad femenina de la joven o incluso llegan a censurar ciertos logros conseguidos por este gremio, tal y como sucedió en los 90, cuando un grupo de jugadoras de volleyball formado por ladyboys se proclamó ganador nacional e incrementó la ola de protestas por la aceptación de este colectivo.
Las ladyboys de Tailandia comienzan su transformación a edades muy tempranas: aprovechan los bajos precios de los implantes de siliciona y las vaginoplastias (unos 3000 dólares, incluyendo una noche de hospital) y la fácil prescripción de medicamente hormonales en las farmacias. De hecho, la cruzada de estas mujeres es tal que el resultado final resulta superlativo, de una femindad exageradamente curiosa.
Las ladyboys, al haber nacido como hombres, suelen ser más altas, lucen pechos más grandes, entrenan sus voces (con dosis extra de sobreactuación), visten vestidos fluorescentes y sexies, y llegan incluso a provocar envidias en otras mujeres. Esta exageración del concepto femenino se ha convertido en toda una atracción durante el paso de cualquier turista por Tailandia.
Las ciudades de Bangkok o Pattaya son algunos de los lugares donde se concentran un mayor número de ladyboys, especialmente en unos famosos GoGo bars en los que estas señoritas bailan en torno a la barra, interpretan cabarets cubiertas de plumas o incluso juegan al billar con unos turistas con los que interactúan constantemente.
La apreciación de las ladyboys en estas grandes ciudades no solo responde al estímulo que supone el turismo para ellas, sino también a su necesidad por huir de zonas rurales en las que, a pesar del budismo, ciertas comunidades más humildes o empobrecidas siguen viendo con malos ojos a estas exóticas señoritas.
¿Esto no fue suficiente? 13 fotos que te darán ganas de viajar a Tailandia YA
Las ladyboys de Tailandia forman parte de la cultura, turismo y entretenimiento de un país famoso por su exotismo, sus playas, neones y, también, la suficiente tolerancia como para permitir que todos los sexos convivan en un mismo lugar, en esa nueva Asia.
¿Qué opinas de las ladyboys?







