Sri Lanka, la perla del Océano Índico

La prístina belleza virgen y las hermosas playas doradas bordeadas por desflecadas palmeras nos reciben en la llamada Perla del Océano Índico, Sri Lanka. La magia del lugar y la calidez de su gente nos permitirán pasar allí las más bellas vacaciones. A pesar de su pequeño tamaño, puesto que mide apenas algo más de cuatrocientos kilómetros de ancho, está llena de monumentos históricos y religiosos que nos permiten comprender su presente a través de su vívido pasado.

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Las ciudades sagradas

En ella están la ciudad sagrada de Anuradhapura, la ciudad medieval de Polonnaruwa, la cueva de Dambulla (con cerca de cincuenta estatuas de Buda en sus alrededores, incluso una gigantesca de 160 metros), la fortaleza de Sigiriya (que data del siglo V), la Ciudad Real de Kandy, el fuerte holandés de Galle (con sus sembradíos de especias) y la Reserva Forestal de Sinharaja.

Desde el aire se la ve toda color verde esmeralda, tal es la exuberancia de su vegetación. Cuando vamos descendiendo además de sus bosques húmedos tropicales podemos ver lagos y cascadas, tranquilas playas y  plácidas colinas cubiertas por plantaciones de té.

Imagen Thinkstock

La bella ciudad de Kandi, en las colinas, nos ofrece un clima inigualable, paisajes bellísimos y su rica herencia cultural; Nuwara Eliya, la ciudad de las luces, se asemeja a una típica villa de Inglaterra, con  la correspondiente arquitectura de la época victoriana y un campo de golf considerado entre los mejores del sudeste asiático. Colombo es la ciudad capital de la bella isla, tan cosmopolita, con modernísimos hoteles (la mayoría de cinco estrellas), discotecas y clubes nocturnos y, a 257 kilómetros hacia el este, Trincomalee, uno de los puertos naturales más grandes del mundo.

Huellas prodigiosas

La mayor altura de la isla es el Adam´s Peak, de 2.243 metros, considerado como lugar sagrado no sólo por los budistas (quienes creen que Buda dejó sus huellas impresas en una roca de la cima en ocasión de una de las tres visitas que efectuara), sino por otras varias religiones (los hinduistas piensan que las huellas son de Shiva y los cristianos dicen que son de Santo Tomás, uno de los Apóstoles que acompañaba a Jesús).

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Todo en Sri Lanka está preparado para que pasemos los mejores días de nuestra vida, las opciones son muchas: Tomar sol en la costa, navegar, observar aves, cabalgar, realizar caminatas, jugar al golf, practicar rafting, bucear, surfear, escuchar a los peces cantores de la laguna Batticaloa, contemplar a las ballenas, participar en safaris, asistir a desfiles de moda o a eventos musicales, probar su exótica comida o su exquisito té y comprar sus increíbles gemas, particularmente los inigualables zafiros azules.

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Lo antedicho no viene solo sino que acompañado por la buena predisposición de quienes nos reciben con una sonrisa y el corazón abierto. Sri Lanka no parece el Paraíso, es el Paraíso.

¿Conocían Sri Lanka? ¿Les gustaría visitar este sitio?

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