Si vives en una ciudad pequeña, te sentirás identificada con estas situaciones

Vivir en una ciudad pequeña posee muchas ventajas: conoces a casi todo el mundo (algo que también puede convertirse en desventaja para algunos), suelen ser más seguras, marchar a cualquier sitio a pie es posible, la vida es más tranquila y las opciones de ocio pueden ser igual de competentes que las de una ciudad más grande.

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Es por ello que si vives en una ciudad pequeña te sentirás identificada con esto.

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1. Ya conoces al nuevo novio de tu amiga

Si vives en una ciudad pequeña seguro que conoces a mucha gente. Personas que van y vienen, que desaparecen de tu vista para volver a aparecer a los años, conocidos a los que saludamos porque, simplemente, les vemos todos los días y, en ciertos casos, el nuevo novio de una amiga al que conocías del instituto y con el que incluso llegaste a darte tus primeros besos. Tan hilarante como incómoda, esta situación se ha repetido en más de una ocasión.

2. La apertura de un Starbucks es el acontecimiento del año

Si en nuestra ciudad han decidido abrir un establecimiento Starbucks esto significa que podemos estar hablando de una ciudad en mayúsculas, pues pocos negocios tienen tal capacidad de influencia como la cafetería en la que su carrot cake o el café latte son ya clásicos del día a día.

No te importan los precios, es Starbucks, y la posibilidad de marchar camino del trabajo con un típico vaso de café es un lujo que antes sólo te habías permitido al viajar a ciudades más grandes.

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3. Una mayor tendencia al folclore

Las ciudades pequeñas y, especialmente, los pueblos son lugares idóneos para dar rienda suelta a las fiestas patronales en las que el clamor popular, la decoración, las bellas jóvenes ataviadas con vestidos y los cuchicheos conforman la cita más esperada del año por los habitantes de la localidad y la perfecta ocasión para desinhibirse durante tres días.

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A diferencia de las grandes ciudades, donde las fiestas típicas son prácticamente inexistentes salvo en ciertos barrios, una ciudad más pequeña parece empeñada en convertir su fiesta en el principal aliciente de una rutina que dura 362 días al año.

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4. El bosque de tu infancia

Las personas que viven en ciudades pequeñas tienden a un mayor contacto con la naturaleza, gracias en parte a la mayor ausencia de grandes autovías, plataformas industriales y zonas urbanísticas que sí suelen bloquear a las ciudades más grandes.

Seguro que al llegar el buen tiempo, vas con tus amigos a celebrar un pic nic junto a ese lago cercano, te diste tu primer beso con un chico cerca de ese bosque que temías de pequeña o ver ovejas pastar por los alrededores es una de las más simpáticas estampas cuando sales a correr por los alrededores de la ciudad.

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5. Noches de cine

La apertura de un centro comercial comienza a atraer a las masas, pero tú, que eres una chica de costumbres, seguro que no puedes dejar de asistir al mítico y único cine de la ciudad. Sí, un cine de los de antes, con películas que llegan dos meses después en comparación al resto del mundo, donde se combinan cintas "actuales" con otras más clásicas y en el que las palomitas son más abundantes y baratas. Todos conocemos ese típico cine de nuestra ciudad cuyo recuerdo nos provoca una sonrisa a pesar de seguir sumergido en otro tiempo.

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Estas situaciones con las que te sentirás identificada si vives en una ciudad pequeña ya forman parte de nuestra vida, de una infancia que recordamos con cierta nostalgia mientras asistimos a los nuevos cambios que nuestra localidad experimenta. Y es que, lejos de ser una mala opción, vivir en una ciudad pequeña se convierte en una de las decisiones más inteligentes que cualquier persona amante de la funcionalidad, la naturaleza y la comodidad puede tomar.

¿Vives en una ciudad pequeña