En España, sobre una fértil llanura a orillas del Guadalquivir está Sevilla, la bella, capital de Andalucía. Tan antigua que fue fundada por los tartesios que comerciaban ya con los fenicios y la bautizaron como Hispalia. Estuvo más tarde bajo el poder de Roma. Pero no fueron esos dos pueblos quienes más le legaron, sino los árabes y el contacto intenso que tuvo con el nuevo mundo luego del descubrimiento de América, pues fue uno de los principales puertos de esa época.
Sevilla, entre morisca y cristiana


Una ciudad muy especial
Fue conquistada en el siglo VIII por los moros (quedándoles de ellos La Giralda, de 104 metros de alto, desde la que se tiene una excelente vista de toda la ciudad y el Alcázar, actual palacio real) y cuando en 1250 la reconquista el rey Fernando III (apodado El Santo, cuyos restos descansan en la actual Catedral de estilo gótico) la encuentra con una próspera economía burguesa, animada por comerciantes de las más diversas nacionalidades, artesanos, cambistas y banqueros; esa corporación de mercaderes se beneficiaría luego a raíz del intercambio con el Nuevo Continente y el dinero fluyendo atrajo a personas de todas partes; en esos años sólo París la superaba en cantidad de habitantes.

Todavía hoy pueden verse tramos de la muralla que alguna vez la protegiera y también una que otra puerta; pero más allá de estas verdaderas reliquias es el habla popular el que nos retrotrae en el tiempo indicándonos las direcciones de las hoy inexistentes. Así tenemos la Puerta del Sol, hacia el este; las de Córdoba, de Jerez y de Carmona por las que se salía en dirección a esas ciudades; la de la Carne que llevaba al matadero; la del Arenal por la que se alcanzaba la costa del río Guadalquivir y la de Triana, que llevaba a esa ciudad ubicada río por medio, hoy en día un barrio más de Sevilla. Está también en pie y fue declarado Patrimonio de la Humanidad el famoso Archivo de Indias, donde se concentraba la administración de las colonias.
Las brillantes calles de Sevilla
Abundan las fiestas en el calendario sevillano y las mismas son masivas y de carácter popular, de todas ellas ninguna más afamada que la celebración de Semana Santa, a la que no podemos faltar. En esta bella y alegre ciudad del sur de España no podemos dejar de visitar tampoco el Museo de Arte Moderno, los Jardines de los Reales Alcázares y el Parque de María Luisa (con su excepcional Plaza de España), donde la flora y la fauna de la región despliegan sus hermosos exponentes.

Una temperatura media anual de dieciocho grados nos asegura una agradable estancia, el arte brota por todos lados, el perfume de sus flores nos acompaña a cada paso... sólo cosas buenas pueden decirse de Sevilla, la bella ciudad cristiana con embrujo moro.
¿Conocen Sevilla? ¿Han visitado esta hermosa ciudad?







