Río 2016: ¿quiénes son los integrantes del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados?

Seguramente los viste desfilar en la ceremonia de apertura y tal vez hasta los alentaste en algunas de las reñidas competencias que se han llevado a cabo estos últimos días en Río de Janeiro. En estas Olimpíadas, en la que participan 206 equipos de atletas, uno de esos equipos no pertenece a ningún país en particular.

El Equipo Olímpico de Atletas Refugiados (cuya sigla en inglés es ROT, para que los ubiques más fácilmente) se compone de atletas que, por su condición de refugiados, no pueden participar con su país de origen.

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Veamos de qué se trata.

Mostrar solidaridad con los refugiados del mundo

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La decisión fue tomada y llevada a cabo por el Comité Olímpico Internacional. Mediante un proceso de selección basado en tres condiciones (nivel olímpico, circunstancias personales y estatus de refugiado) se eligieron  10 atletas que participarían de las olimpíadas sin sus colores nacionales, pero financiados y apoyados por países vecinos. 

Bajo la égida de la bandera Olímpica, estos 10 atletas, que pertenecen a 4 países del Medio oriente y África y que, a su vez, practican 4 deportes diferentes, demostrarán el potencial que los refugiados representan para el mundo y, también, la necesidad de que el mundo se muestre solidario con ellos.

Según los datos de la comisión de las Naciones Unidas para los refugiados, que oficia de autoridad en esta materia, a fines del año 2015 había 21,3 millones de refugiados en todo el mundo. Sin embargo, solo once años atrás, en el año 2006, había 8,4 millones de refugiados. El aumento dramático de personas desplazadas demuestra claramente hasta qué punto vivimos una verdadera crisis a nivel global, cuya violencia afecta la vida de cada vez más personas.

Para tener una idea de la magnitud de la situación, repasemos algunas cifras. Según los datos de la comisión previamente citada, la guerra civil en Siria ha llevado a la existencia de 4,8 millones de refugiados sirios. De hecho se estima que, dentro del país, 8,7 millones de personas viven desplazadas de su lugar de origen.

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En Sudán del Sur, víctima de un conflicto armado desde el año 2003, se estima que los refugiados alcancen las 850 mil personas. En la República Democrática del Congo, se calcula la existencia de 384 mil refugiados, mientras que más de un millón de personas viven desplazados dentro del territorio. En Etiopía, los refugiados son ya más de 700 mil.

Los atletas refugiados y sus historias de vida

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Cinco de ellos son atletas refugiados provenientes de Sudán del SurRose Nathike LokonyenJames Nyang ChiengjiekAngelina Nada LohalithPaulo Amotun LokoroYiech Pur Biel son todos corredores apoyados por Kenya.

Sus historias, tan inspiradoras como dolorosas, reflejan el cotidiano de los millones de refugiados que existen actualmente en el mundo. Angelina Nada Lohalith, que tiene hoy 21 años, perdió todo contacto con sus padres a la edad de 6 años, cuando la guerra destruyó su pueblo y no tuvo otra opción más que huir. 

Yiech Pur Biel, de la misma edad, vivió durante 10 años en un campo de refugiados.

Los dos atletas provenientes de Siria, Rami Anis y Yusra Mardini, son nadadores apoyados por Bélgica y Alemania respectivamente.

Rami Anis dejó su país en el año 2011, cuando los bombardeos constantes y los secuestros lo empujaron a elegir entre el peligro del exilio o una muerte segura. Anis decidió entonces dejar su país y, como resultado, no pudo participar de ninguna competencia durante 5 años. Actualmente, agradece la oportunidad de participar de esta manera, y espera poder transmitir una imagen postiva de los refugiados.

En cuanto a  Yusra Mardini, la joven ya ha conquistado un oro mucho más valioso que el de los juegos olímpicos. Cuando Mardini se escapó de Siria en un barco a punto de hundirse, ayudó a salvar la vida de todos los que se encontraban a bordo haciendo uso de su enorme talento para la natación y empujando el barco durante horas.

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El maratonista proveniente de Etiopía, Yonas Kinde, tiene 36 años y será apoyado por Luxemburgo. Su ambición, además de ganar una medalla, es la de enviar un mensaje positivo al mundo: " si bien somos refugiados, también tenemos la capacidad de hacer muchas cosas".

Finalmente, los atletas refugiados provenientes de la República Democrática del CongoPopole MisengaYolande Bukasa Mabika, son yudocas apoyados por Brasil. Bukasa Mabika, de 28 años confiesa que si bien el judo nunca le trajo dinero, sí le dio "un corazón fuerte", mientras que Misenga, también de 28 años, vive actualmente en Brasil y quiere ganar una medalla para poder "dedicársela a todos los refugiados".

Esperemos que así sea. Pero esperemos también que las Olimpíadas de Tokyo 2020 no vean la necesidad de volver a tener una categoría especial para refugiados.

No hay dudas de que este gesto es solidario y le otorga una muy necesaria visibilización y representación a los refugiados del mundo. Además, permite que estos atletas olímpicos no se queden por fuera de la competencia por culpa de coyunturas políticas que nada tienen que ver con ellos. Sin embargo, la creación de esta categoría nueva de atletas también puede fomentar cierta normalización (¿y aceptación?) de la existencia de refugiados.

El hecho de ser refugiado, con toda su violencia y sufrimiento, debería ser percibido como una condición pasajera, no como una pertenencia a igual medida que una nacionalidad (las nacionalidades, así sea en el sentido puramente burocrático, aportan estabilidad y protección, todo lo opuesto de la condición de refugiado). 

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¿Qué sucederá ahora que una categoría olímpica parece legitimar y cimentar el estatuto de refugiado?