La Costa Blanca, al sureste de España, tiene uno de los mejores climas del mundo según la OMS, algo que constituye la base para unas vacaciones propicias entre playas escondidas, patrimonios culturales y lugares con encanto en torno a Alicante, capital de la provincia del mismo nombre cuyos secretos vamos a desentrañar en este artículo para todos aquellos que se pregunten qué visitar en Alicante.
Qué ver en Alicante en 3 días


Día 1: de Elche a Alicante
Tras llegar desde el Aeropuerto de El Altet nos hospedaremos en Elche, la ciudad más próxima al mismo y segunda más grande de la provincia , con tal de disfrutar de un itinerario uniforme que nos permita descubrir los principales encantos de Alicante.
Elche cuenta con El Palmeral como principal símbolo cultural. Considerado Patrimonio de la Unesco, la concentración de palmeras más grande de Europa encarna la herencia del período andalusí que dominó la mitad sur de España durante diez siglos y cuyos palmerales también tienen su réplica en el mundo árabe, como la Palmeraie de Marrakech. Si visitáis la ciudad en agosto, no podéis perderos la fiesta religiosa El Misteri d'Elx (día 15), también considerada Patrimonio de la Unesco.
Tras una mañana de visita por los singulares laberintos de palmeras nos trasladaremos a la capital, Alicante, a media hora de Elche en dirección norte. Recomiendo el alojamiento en la zona del Casco Antiguo, donde pueden encontrarse diferentes tipos de establecimientos y precios, además de suponer una mejor posición para disfrutar de las atracciones turísticas de la ciudad.
Al llegar de tarde, lo mejor será trasladarse hasta la zona del Teatro, donde la Calle Castaños es un rebosante punto de terrazas, tiendas y bullicio donde podréis disfrutar de una sesión de tapeo saltando de bar en bar. Podéis aderezar la velada con una visita al cercano Paseo de España, o Explanada, famoso recorrido de mosaico abrazado por palmeras y playas como el Postiguet, y que además brinda hermosas vistas del Castillo de Santa Bárbara, icono de la ciudad y principal lugar a visitar a la mañana siguiente.
Día 2: de Alicante a Benidorm
Para acceder al Castillo de Santa Bárbara podemos tomar dos accesos: en ascensor desde la Playa del Postiguet o desde su lado opuesto ascendiendo por una empinada loma (también podemos acceder al primer nivel en coche). Este castillo compone una de las grandes obras de la arquitectura árabe durante el siglo X, si bien su nombre corresponde a la conquista castellana de Alfonso el Sabio el 4 de Diciembre de 1248: Día de Santa Bárbara.
El castillo es un conjunto de mazmorras, ruinas y torreones excavados en esta fortaleza que suspira al mar con vistas innigualables desde su cima o el conocido Parque de la Ereta, desde cuyo restaurante podremos sentarnos a contemplar el mar tomando una copa de vino.
Descendiendo de vuelta al hotel podemos aprovechar el acceso que atraviesa el Barrio de Santa Cruz, uno de los más antiguos y coquetos de la ciudad, con sus viviendas blancas o coloridas aderezadas de maceteros, mosaicos o poemas en las paredes. Cerca del casco antiguo podemos optar por el tren (si no tenemos coche) para dejarnos caer por Benidorm, nuestra siguiente parada y base para los lugares que conoceremos en nuestro tercer día.
Y es que Benidorm, una de las ciudades más visitadas de Europa (500 mil personas en plena temporada) y pionera durante los años 60 del turismo extranjero. A pesar de sus escasos patrimonios históricos, Benidorm rebosa fiesta, atracciones marítimas y una modernidad que convive con la tradición de lo que comenzó siendo un pueblo pescador. Una velada nocturna por las calles del casco antiguo hasta el Balcón del Mediterráneo, el famoso mirador suspendido a tal nivel del mar que las vistas de la costa son inmejorables.
Podemos aprovechar para tomar un cocktail en el curioso Clinic (ambientado en una enfermería), una noche de baile en las muchas discotecas del Puerto o cenar en un balcón suspendido sobre el mar en Carrer Metge. Si hay tiempo, un baño en Cala de Mal Pas es el punto más relajado si queremos huir de la masificación de las dos grandes playas de la ciudad: Levante y Poniente.
Día 3: Altea, Fonts del Algar y Guadalest
El tercer y último día recorreremos los encantos de la zona norte de la provincia, si bien el turismo más familiar puede optar por una jornada en el parque temático Terra Mítica y su equivalente zoológico Terra Natura, ver deflínes en Mundomar o resfrescarse en el parque acuático Aqualandia.
Para quienes quieran descubrir las maravillas más allá de Benidorm, a 15 minutos encontramos Altea , uno de los pueblos más encantadores y artísticos de la provincia, cuyo punto neurálgico se concentra en las alturas, concretamente en el Casco Antiguo, atravesado por calles donde se entremezclan los colores blancos y azules, el ambiente bohemio se apodera de tiendas hippies y artesanales y sus balcones tiene hermosas vistas de toda la zona.
A 10 minutos de Altea podemos encontrar Fonts del Algar, un conjunto de cascadas poco profundas, naturaleza y restaurantes donde podremos darnos un baño y finalizar con una típica paella (Alicante es el lugar propicio para probar este famoso plato español).
Tras este baño relajante podemos acercarnos a Guadalest, antigua fortaleza árabe suspendida sobre la montaña cuyo pueblecito incita al shopping y la degustación de su gastronomía hasta finalizar con las vistas del municipio Marina Baixa desde las alturas. Para quienes busquen playas de ensueño, nada mejor que recalar en la zona de Moraira y Calpe, a veinte minutos al norte de Altea, otro encantador lugar turístico de Alicante que debería ocuparnos un cuarto día.
Este itinerario se basa en la mayoría de recursos turísticos de la provincia de Alicante, si bien la zona contiene otros muchos lugares de interés a visitar en un viaje más relajado y pausado. De hecho, se recomiendan más días para poder exprimir el encanto de este lugar que huele a paella, respira mar y donde conviven un sinfín de patrimonios y sensaciones a descubrir, y que este autor os recomienda como buen alicantino.
¿Alguna vez has pasado unos días en Alicante?







