Qué podemos aprender de Uluru, la histórica cumbre de aborígenes australianos

Un evento histórico de suma importancia ocurrió en Australia en mayo de 2017: 250 delegados de tribus aborígenes australianas e isleños del Estrecho de Torres se reunieron en la roca sagrada de Uluru para debatir las medidas afirmativas que Australia debería llevar a cabo para fortalecer los derechos indígenas.

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Esta isla-continente se ha caracterizado, a lo largo de la historia, por socavar los derechos indígenas. Si tenemos en cuenta de que en el país, por ejemplo, hasta 1967 los habitantes originarios no fueron considerados ciudadanos, vemos que estamos en problemas.

La comisión Makarrata

Aborígenes australianos
Aborígenes australianos
Imagen Shutterstock

Sin embargo, parece que las cosas comienzan a tomar otro cariz. La reunión de Uluru tiene, entre otros objetivos, la creación de una comisión « Makarrata». Esta palabra proviene del yongu y significa ‘tregua’, ‘armisticio’ o ‘reparación’. Esta comisión se crearía en vistas a la búsqueda de verdad y justicia para los aborígenes, con la esperanza de lograr un acuerdo nacional que incluya tanto a indígenas como a no-indígenas.

A su vez, una de las propuestas de la cumbre consistía en el reconocimiento de que los pueblos originarios nunca habían cedido la soberanía de sus tierras y, por lo tanto, exigían ser reconocidos en la Constitución australiana y participar en el Parlamento.

«Una voz Uluru»

Uluru, Australia
Uluru, Australia
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Uluru, una formación rocosa de arenisca, es un lugar sagrado para los aborígenes australianos y desde 1987 tiene el título de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Finalmente, la declaración de una página que emergió de la reunión fue aprobada por 243 delegados de 250, lo que configura una amplia mayoría, bajo la consigna de «una voz Uluru».

Sin embargo, poco después del pronunciamiento la propuesta comenzó a ser atacada por diferentes frentes. Por un lado, los sectores conservadores discutían que los cambios eran demasiado radicales y, por otro, algunos grupos indígenas la consideraban débil por creer que con ella estaban cediendo su soberanía.

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Con ojos occidentales

Aborígenes australianos
Aborígenes australianos
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Al respecto, el profesor Kevin Washburn, un hombre cherokee que asesoró a Barack Obama en la cuestión indígena, explicó en una entrevista con The Guardian: «Pedirles unanimidad a los grupos indígenas en una forma segura de evitar lidiar con el tema, porque eso no va a pasar nunca».

El motivo, expresa, es que hay más diferencias culturales y lingüísticas entre los diferentes pueblos indígenas que entre las culturas no-indígenas. Por lo tanto, esperar que lleguen a un acuerdo no es para nada realista.

Una posible apertura

En este punto podemos ver que muchas veces es nuestra visión (y desconocimiento) del mundo lo que se entromete entre nosotros y este tipo de cambios. Como humanidad le imponemos a los pueblos originarios nuestros mecanismos occidentales de gobierno. Sí, queremos garantizar más derechos para los indígenas, pero queremos que sea a nuestra manera y no nos detenemos demasiado para mirar al otro y entender cuáles son sus necesidades o cuál es su concepción del mundo.

En vistas de la situación actual de Uluru, creo que el camino hacia un acuerdo comenzaría por mirar al otro y empezar a entender nuestras diferencias, más allá de nuestra concepción del mundo occidental, con tolerancia y empatía. Entenderíamos, además, que es en nuestras diferencias donde reside nuestra mayor riqueza como humanidad.