Qué llevar en la maleta para ir al desierto

Viajar al desierto siempre es una experiencia inolvidable: el viento meciendo la dunas, un paseo a camello frente al atardecer y la sensación de sentirnos pequeños en un mundo tan grande. Una experiencia  que, por otra parte, requiere de un equipaje adecuado y no demasiado pesado si queremos disfrutar de nuestra exótica estancia, de modo que toma bolígrafo y cuaderno para apuntar qué llevar en la maleta para ir al desierto

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Agua embotellada

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El agua es un elemento esencial cuando viajamos, pero especialmente durante una travesía en el desierto, pues si viajamos en época de altas temperaturas el agua será esencial para hidratarnos. Recomendamos agua embotellada si nos encontramos en un país desconocido, sea cual sea, pues además de estar contaminada, el cambio de agua puede traducirse en nuestro cuerpo en forma de diarreas o malestar. La boca cerrada durante largos tramos evitará exponernos más al clima seco, mientras las reservas de botellas deben ser abundantes (podemos repartir botellas entre coche y mochila).

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Snacks

En sesiones de hiking o largos recorridos a pié, los snacks, al igual que el agua, son básicos. Bolsas de cacahuetes o almendras, una manzana, e incluso el pimiento rojo, son alimentos que proveen un alto valor calórico y energético a la hora de enfrentarnos a travesías tan intensas como esta, siempre que la carga no sea excesiva.

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Gafas de sol y crema solar

El sol  no sólo es más intenso en el desierto, sino que las dunas se encargan de reflejar sus rayos constantemente, viéndonos en un laberinto de luminosidad y calor que requiere de gafas de sol (cuanto mejores sean los cristales mejor la protección), mientras la crema solar ejercerá un papel esencial si no queremos terminar con una insolación. Como truco, puedes preparar una botellita con limón exprimido y untarte algunas partes con el jugo; de este modo evitarás quemaduras.

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Vestimenta

Siempre que pensamos en el desierto lo concebimos como un espacio con altas temperaturas. Y en efecto lo es, pero no siempre. Los fuertes vientos pueden convertir la arena en nuestro peor enemigo mientras la noche atrae temperaturas más frescas que pueden paliarse perfectamente con una sudadera o sweaterfino. Si lleva capucha (o sombrero) y lo complementamos con un pañuelo, evitaremos el impacto de la arena en nuestro rostro y cabellos. La ropa ligera (algodón) es un obligado, mientras unos legginsueden regular la temperatura y protegernos las piernas.

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Calzado

Un clima tan cálido como el del desierto nos incita a usar un calzado fresco, pero nada más lejos de la realidad. Las botas nos ayudarán a caminar sobre un suelo que, en pleno día, arderá, por no hablar de insectos como arañas o escorpiones cuya picadura puede suponer un indeseable percance. La bota corta ayudará a una mayor flexibilidad de nuestros pies durante la ruta mientras los calcetines adecuados permitirán uno mayor transpiración (los Coolmax son un buen ejemplo).

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Kit de orientación (y supervivencia)

Si nos embarcamos en una ruta guiada no tenemos que temer, pues usualmente son guías experimentados y locales de la zona acostumbrados a los contratiempos del desierto. Sin embargo, un kit de orientación no puede faltar, comenzando por un dispositivo GPS para llegar al punto de encuentro, mapa topográfico (que represente el relieve de una zona concreta) y una brújula para saber siempre en qué dirección nos dirigimos. Un celular con batería cargada y de larga duración (mejor antiguos modelos que los sofisticados smartphones) también pueden ayudarnos en situaciones de emergencia. En caso de escasa cobertura, un espejo portátil ayudará a reflectar su señal en medio del vasto páramo en ciertas situaciones de emergencia.

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Saco de dormir

Si vamos a dormir en el desierto, lo ideal es llevar con nosotros un saco de dormir, opción más ligera de transportar y segura, ya que, aunque durmamos bajo una tienda donde nos entreguen mantas y ropa de cama, el saco de dormir nos permitirá estar más protegidos de la arena que penetra por doquier (especialmente de noche), así como de la visita de esos pequeños amigos comentados en el apartado "calzado".

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Ir al desierto es una experiencia que merece hacerse al menos una vez en la vida, y si se puede pernoctar mejor aún. Nada mejor que contemplar el cielo estrellado y libre de polución mientras hundimos nuestros pies en la arena fresca y una suave brisa nos sacude; una ruta a camello dejándonos caer por las dunas al atardecer o quizás el descubrimiento de un oasis. Experiencias que, ante todo, requieren de un cierto equipamiento si no queremos tener un traspiés en el basto desierto, desde el Gobi hasta Atacama, pasando por el inmenso Sahara.

¿Cuál es tu obligado a la hora de viajar al desierto? ¿Cómo fue tu experiencia?

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