Ser una ciudad demasiado idealizada conlleva ciertas consecuencias. En el caso de París, la famosa capital francesa parece inherente a un trastorno bautizado como " síndrome de París", el cual afecta a varios turistas anualmente, especialmente japoneses. He aquí algunas respuestas a la incipiente pregunta de ¿qué es el síndrome de París?
¿Qué es el síndrome de París que afecta a decenas de turistas cada año?

Tras las claves del síndrome
Películas como El Último Tango en París, Ratatouille, o especialmente la taquillera Amelie, han dibujado una idealizada imagen de la ciudad francesa: los acordeones que recuerdan a Edith Piaf, la exquisita bohemia de Montmarte, terrazas donde degustar una apropiada copa de vino, (cinematográficos) paseos románticos a ras del Sena, monumentos carismáticos y sobre todo la contemplación de una Torre Eiffel que regala vistas de infarto desde cada una de sus perspectivas.
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Así es París, una ciudad que provoca un choque cultural en ciertos turistas venidos de países totalmente opuestos, como es el caso de Japón u otros enclaves más provincianos, incluso los existentes en la misma patria francesa para la que París es el corazón del mundo.
Estos turistas, tan ansiosos por descubrir esta ciudad museo, aterrizan y comprueban que en París también hay bullicio, que las colas de los restaurantes de comidas rápidas son interminables, los metros sucios y el tráfico insaciable en una ciudad cuyo centro consta de 2 millones de habitantes frente a los más de 10 que viven en los suburbios.

Señales del síndrome de París
El síndrome de París se caracteriza por una serie de episodios psicóticos tales como ansiedad, sudoración, ataques de pánico o sensación de persecución, alimentados por un contraste imprevisto que vuelcan la imagen de la Ciudad de la Luz. Esta enfermedad afecta a una veintena de turistas cada verano, especialmente japoneses, razón por la que la Embajada nipona ha puesto en práctica servicios médicos, teléfonos de urgencia y la posibilidad de repatriación para los afectados.
Escribir una serie de consejos para prevenir el síndrome de París podría ser demasiado subjetivo, pues una ciudad tan arraigada en la ensoñación, vendida como remanso de la exquisitez y el romance desde tiempos inmemoriales se ha forjado una imagen tan férrea que costaría eliminarla de nuestra mente a estas alturas.
Es por ello que siempre será recomendable no idealizar este ni otro destino, analizar sus puntos oscuros sin permitir que estos nos impidan visitarlo, hacerlo descender de las nubes en las que yace para tomarlo como un lugar apasionante pero realista, fiel a los estándares de cualquier gran ciudad.
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El síndrome de París es un curioso trastorno también presente en otros destinos como Florencia o Jerusalén, caracterizada por numerosas reacciones psicóticas propulsadas por un contraste entre la idealización de un destino y la cruda realidad. Porque aunque siga siendo exquisita, París es una ciudad con sus propios índices de criminalidad, un crispado ambiente racista y superficialidad en unos locales no tan chics como nos venden los spots de perfumes.







