Por más Billys Elliot: la iniciativa que defiende el derecho de los niños a disfrutar del ballet

Cuando pienso en los niños y el ballet lo primero que se me viene a la mente es la película Billy Elliot. La película inglesa del año 2000 muestra la lucha de Billy por seguir su pasión, más allá de los prejuicios sociales y los estereotipos de género. Parte del éxito del film tiene que ver con que muchas personas pueden identificarse con las vivencias de Billy. Sin importar nuestro género, los prejuicios sociales nos afectan a todos.

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Y es que, muchas veces, cuando se habla del machismo solo se menciona lo negativo que es para las mujeres. Sin embargo, hoy quiero hablar de cómo el machismo también perjudica a los hombres.

Una disciplina «para niñas»

Entre tantos otros, a los hombres les tocaron prejuicios tan ridículos como «los niños no lloran», «el hombre debe llevar el pan al hogar», junto con «el ballet es para niñas». Aquí, además, se percibe el hecho de ser niña como algo negativo que indica debilidad y poca destreza. Recuerdo, cuando era chica, escuchar a un entrenador de fútbol diciéndole a mis compañeros varones: «Jugaron como señoritas», para decirles que, en su opinión, habían jugado muy mal. ¡Nada más alejado de la realidad!

El ballet no solo no es un «deporte de niñas», sino que también es una actividad extremadamente demandante desde lo físico para ambos géneros, y exige disciplina y perseverancia. Además, aporta muchos beneficios: fortalece los músculos, trabaja la flexibilidad y desarrolla el equilibrio. Por otra parte, desarrolla la creatividad y constituye una forma de expresión artística para exteriorizar las emociones.

Ballet para todos

Es por esto que la Royal Academy of Dance (RAD), de Londres, quiere que no solo las niñas disfruten de los beneficios del ballet: desean que los niños también puedan disfrutar de la danza y que no se vean inhibidos por los prejuicios sociales.

Esa es la premisa detrás de Project B, la iniciativa que destinará 30 mil libras para fomentar que el ballet sea accesible para todos, con especial énfasis en incentivar que los niños también participen de esta actividad. Una cifra que para la institución es inquietante es que solamente el 1,8 % de los inscriptos para los exámenes de ballet de esta academia son varones.

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Entre sus objetivos, Project B quiere aumentar la proporción de niños que practican ballet para el año 2020, que será el año en que RAD cumplirá 100 años de existencia. Además, se hace hincapié sobre la importancia de que hayan referentes varones en la danza, por lo que se fomenta la formación de profesores de ballet de género masculino.

Ballet, superhéroes y Angry Birds

Para esto, Ian Mackay, embajador del programa, tiene una estrategia más que interesante. Según expresó en una entrevista con la BBC:

«He buscado formas de traer las pasiones que los chicos que se interesan por el ballet tienen fuera del estudio y usarlas para darles confianza y generar un lenguaje en común [...] Ya sea desarrollar la forma elaborada en que su futbolista favorito celebra un gol, saltando y posando como superhéroes, girando por la sala como Angry Birds o creando formas y estructuras como bloques de Minecraft».

Creo que ciertamente se trata del camino correcto. Esperemos que, en un futuro no muy lejano, todos los niños y niñas puedan sentirse libres de seguir su pasión con libertad, sin preocuparse por los estereotipos de género.