¿Podría Gliese 581 d ser habitable?

Con el fin de encontrar planetas que reúnan condiciones suficientes para desarrollar la vida, los científicos han comenzado a estudiar el sistema planetario que orbita alrededor de la estrella Gliese 581, el que se cuenta entre los más cercanos al Sistema Solar (20 años-luz). Con anterioridad, dos de sus seis planetas habían sido objeto de investigación sin resultado alguno. Ahora una nueva posibilidad empieza a ser considerada: el planeta Gliese 581 d.

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Por su distancia hasta la enana roja, se creía que debía tener una baja temperatura y ser inhóspito. Este exoplaneta recibe menos de un tercio de la energía que la Tierra obtiene, y al mostrar siempre la misma cara a su sol, un lado permanece de día y el otro, de noche. ¿En tales condiciones quién espera que el agua pueda mantenerse líquida en la superficie? De acuerdo, a primera vista no suena prometedor.

Mas he aquí que, tras diversos estudios que incluyen el uso de modelos computacionales para simular el clima del candidato se consiguió formular una hipótesis alentadora: la atmósfera de Gliese 581 d, rica en dióxido de carbono, no sólo podría ser estable, sino que además sería lo suficientemente cálida como para albergar diferentes tipos de afluentes y precipitaciones en su superficie. La presencia de agua es el primer y más significativo elemento para permitir la vida tal como la concebimos.

El planeta d está compuesto de materia rocosa, es mucho más masivo que la Tierra y tiene casi el doble de su tamaño. La gravedad, por lo tanto, sería también mayor. Las densas nubes en su superficie le darían probablemente una tonalidad rojiza, ajena a la vista humana, lo que causaría una sensación de rareza y lobreguez. Ello nos hace preguntarnos: ¿Cuán en casa podría sentirse un terrícola si viaja a Gliese 581 d, aun en el caso de que fuera posible sobrevivir en tal lugar?

Este es un cuestionamiento válido; sin embargo, como bien señalan los científicos, la importancia de estas hipótesis radica no tanto en la posibilidad de que el hombre pueda establecerse allí -pues al fin de cuentas a la propia misión Voyager 1 le tomaría más de 300 000 años llegar a sus inmediaciones-, sino en la comprensión de que el universo es altamente diverso y quizás pudiera darse la vida en mundos con realidades muy distintas a las que conforman nuestro querido planeta.