Planificación VS Espontaneidad: ¿qué es mejor para viajar?

Cuando viajamos nace en nosotros un instinto de aventura que debemos compensar con algo de planificación, especialmente si se trata de nuestra primera vez en un destino que, además, es bastante diferente a lo que acostumbramos. La actitud es importante pero saber si es mejor la planificación o la espontaneidad a la hora de viajar, una cuestión que analizaremos en las siguientes líneas. 

PUBLICIDAD

Aventuras con reservas

Nos encontramos visitando una ciudad de Oriente. Llevamos una guía con nosotros pero tampoco le prestamos demasiada atención, nos dejamos sorprender, probamos sabores ocultos, transitamos barrios peligrosos al anochecer, hablamos con comerciantes en teoría inofensivos, visitamos templos budistas y mercadillos hasta que, de repente, alguien nos atraca en una esquina.

Es el mejor y más claro ejemplo de una persona espontánea a la hora de viajar. Nadie pone en duda que un robo o cualquier otro incidente pueda sucedernos aún habiendo planificado hasta el mínimo detalle nuestro viaje, pero siempre será mejor viajar con reservas.

Con reservas no nos referimos a que todo esté calculado de forma milimétrica, pero sí es bueno permitirnos algo de aventura controlando horarios de atracciones turísticas, zonas más o menos peligrosas, vacunas necesarias o precios de hoteles. De lo contrario, estaremos perdiendo dinero, seguridad y tiempo.

Imagen Thinkstock

¡Adiós rutina! ¡Hola sentido común!

La planificación o espontaneidad de un viaje puede comenzar desde la misma compra del billete de avión. Bien nos encontramos controlando diariamente las ofertas, subidas y bajadas de precios sin encontrar un buen resultado o bien un día miramos por casualidad un precio y descubrimos una ganga. No desaproveches esta última oportunidad, pero tampoco compres el primer billete que aparezca por mera desesperación. Saber en qué momento comprar un billete de avión te ayudará.

Poco después nos disponemos a viajar, por ejemplo, a través de Europa durante dos semanas. En un viaje con tantas atracciones y lugares que visitar es bueno tener planificada la "columna vertebral" del viaje: dinero, algún billete o ligeras impresiones de hotel. Sin embargo, presionarnos a planificar una visita a cada una de las atracciones, con un determinado horario y entre concretos alojamientos no solo es estresante, sino que nos arrebatará la libertad del viaje.

PUBLICIDAD

Planifica los primeros días, ten al día la documentación y sé consciente de tus posibilidades económicas, pero permite algo de sorpresa respecto al resto del viaje. Déjate caer por lugares seguros aunque no aparezcan en las guías, permítete desviarte hacia una ciudad cuyos patrimonios desconocías en lugar de otra, sé libre, improvisa, pero sé consecuente con los actos y no descuides el dinero, la seguridad ni el tiempo. O quizás sean esos descuidos lo que den color a nuestros viajes, pero eso ya forma parte del concepto de viaje de cada uno. 

Planificar o dejarse llevar durante un viaje son dos aspectos que deben combinarse cediendo, quizás, más protagonismo a la libertad viajera. Planifica lo justo y estrictamente necesario y olvida tus rutinas de oficina y vida cotidiana en pos de una aventura que te premie con grandes descubrimientos y pequeños errores que no vuelvas nunca a cometer.

Relacionados: