Todo fanático de los viajes exóticos tiene un destino imperdible en Camboya. Phnom Penh, su capital, es diferente a otras principales ciudades del continente asiático, ya que aún parece guardar el mismo encanto desde su construcción en 1434.
Phnom Penh, capital de Camboya


La primera impresión es lo que cuenta. Por eso, al llegar a Phnom Penh, nos reciben los grandes bulevares de árboles y edificios bajos de estilo colonial francés. No sólo eso queda de la antigua Phnom Penh, sino que también aún circulan los carros de culí a pedal, como en los viejos tiempos. No podemos perdernos la oportunidad de dar un paseo en estos maravillosos vehículos. Probablemente se convierta en el city tour más raro de nuestras vidas.

La Pagoda de Plata es el atractivo imperdible por excelencia y no es para menos. Este maravilloso templo tiene su suelo cubierto de 5329 losetas de plata. Además, posee dos estatuas de Buda. Una de ellas fue realizada completamente en cristal, pero debemos prepararnos especialmente para la segunda estatua, ya que su belleza y lujo nos sorprenderán. Fue realizada en oro macizo, como si eso fuera poco, fue decorada con 9500 diamantes.

Aunque la residencia de los reyes de Camboya no se pueda visitar, vale la pena observar desde afuera este majestuoso Palacio Real y sus maravillosos jardines. Si queremos hacer un poco de shopping en el Mercado Central podremos encontrar de todo, desde las clásicas telas de seda, antigüedades, objetos de decoración de plata y madera hasta comida autóctona.

Si de destinos poco usuales se trata, Phnom Penh tiene todo lo que nosotros podemos esperar de una ciudad con tanta belleza cultural y espiritual.







