O su belleza aplacó al conquistador o la naturaleza no se resignó a sepultar por completo una obra de magnifica urbanización como fue Persépolis hasta que Alejandro Magno la arrasara en el año 331.
Persépolis, la capital perdida de los persas


Aunque solo sean un ínfima parte de lo que fue, los vestigios que hoy podemos apreciar de esta ciudad son suficientes para imaginarnos la magnificencia que tuvo esta capital de uno de los imperios más poderosos de la historia.
Capital de Persia

Ubicada en la provincia iraní de Fars, a poco más de 60 kilómetros de Shiraz, Persépolis se encuentra en la llanura de Marvdsaht, custodiada en su lado E por los precipicios de Kun-e Ramat, en cuya pared pueden observarse los sepulcros de los reyes Artajerjes II, Artajerjes III y Darío III.

Ruinas persas
Persépolis era la capital del imperio Persa, pero sobre todo era un recinto palaciego destinado para las funciones del gobierno, levantada por la dinastía de los Aqueménida en el año 518 a.C, por orden del rey Darío I.

Una vez en las ruinas de la ciudad, lo primero que veremos será la Escalera Monumental, una esplendida escalinata que constituía la principal entrada a la ciudad, con muros decorados con bajorrelieves aludiendo a los ejércitos persas. Ni bien lleguemos a lo alto de la escalera, podremos tener una panorámica de la ciudad que nos permitirá imaginarnos lo que llegó a ser en sus tiempos de gloria.

La Puerta de las Naciones es uno de los monumentos más significativos que veremos, con los famosos bajorrelieves de toros que tanto caracterizan a la cultura persa.
El siguiente punto de Persépolis, y uno de los más importantes al que se accede a través de otra escalinata, es la Apadana, una inmensa sala de audiencias con capacidad de hasta 10.000 personas, encontrándose a uno de sus lados el Salón de las Cien Columnas o Sala del Trono, mientras que al Sur se observa el Palacio de Jerjes.

A partir de ahí, los restos de exquisitos monumentos se disponen uno tras otro: el palacio del Tripillón, los recintos palaciegos de Darío I, las Tumbas reales y el Museo de Persépolis, fundado en 1937, y que actualmente es uno de los principales lugares del mundo para estudiar la cultura persa.

Destino obligado de la Antigüedad
Persépolis es un destino obligado para todo estudioso de la historia antigua y para los amantes de la magnificencia que puede llegar a producir la mente humana. Solo ten en cuenta que hay que visitarla durante los meses que haga menos calor, pues de lo contrario solo podrás disfrutarla con cierta comodidad en las primeras horas de la mañana. El ingreso al recinto cuesta unos 6 euros, y tanto en Shiraz como en Teherán podrás adquirir algún tour por las ruinas.

Seguramente pases un poco de calor y no te encuentres con el mejor servicio, pero admirar este inigualable Patrimonio de la Humanidad sin duda vale la pena.







