Grecia posee 437 islas, distribuidas en dos grandes archipiélagos, uno en el Mar Egeo y otro en el Mar Jónico. A ello debe su tradición marítima. Algunas poseen ciudades importantes con pueblos que las circundan, otras son sólo pequeños islotes inhóspitos que sirven como puerto de amarre a los pescadores de pulpos o de esponjas.
Paseos imperdibles en la isla Corfú


Muchas semejan extensiones de las costas pues tienen la misma vegetación que aquellas y sólo las separan de tierra firme escasos metros que se pueden sortear incluso a nado disfrutando de las bellas aguas transparentes.
¿Cómo son las islas de Grecia?
Las hay con enorme variedad de clima y colorido que se han convertido en islas propicias para vacaciones familiares, para escala de cruceros y aventuras en barcos de menor porte. Sobre el Mar Jónico el sol brilla en un cielo de perfecto color celeste, tachonado aquí y allá de nubes blancas y vemos asomar frente a nuestros ojos una isla fronteriza, casi llegando a Albania, cosmopolita pero bastante italianizada, bella y fértil, con parques y jardines perfumados con menta, jazmines y azahares, es Corfú.
La isla de Corfú
En ella antiguos palacios se mezclan con modernas residencias, un blanco deslumbrante se une con ocres, azules, rojos y amarillos. Una composición cubista de techos planos unidos a otros con tejas rojizas redondeadas, sumados a cúpulas y pequeños campanarios.
Pequeños puertos con escaleras estrechas que trepan las colinas. En Corfú hay bellísimos hoteles con inmensas piscinas, complejos residenciales y centros vacacionales desde los que se puede acceder a actividades tales como la pesca, el cultivo de olivares y de viñedos, allí el folklore auténtico es una atracción turística más.
En la isla se vive un poco de espaldas a la Grecia continental, rememorando las distintas épocas coloniales por las que pasaron, siendo alguna vez protectorado veneciano, francés y hasta colonia británica; de ésta última etapa perdura aún su pasión por el juego de cricket.
A pesar de haber estado en manos de tantos dueños, hasta 1864 la Isla de Corfú mantuvo intacta una creencia: jamás olvidó a su Santo patrono, el Obispo Spiridon, cuyas reliquias (traídas a escondidas desde Constantinopla) reposan dentro de un cofre de plata en una Iglesia barroca del siglo XVI, que comparte el orgullo del tesoro que cuida rodeada por algunas casas de la época victoriana, un teatro veneciano, el palacio que perteneciera a los gobernadores ingleses y la explanada bordeada de arcos en la que se practica el típico deporte inglés.
En cada una de su incontable cantidad de playas siempre alguna pequeña barca nos estará aguardando para llevarnos a un paseo que será inolvidable. Más islas griegas nos aguardan.







