Pamukkale conocido también como “El Castillo de Algodón” es una de las maravillas del mundo que alberga Turquía. El impresionante paisaje blanco, las aguas y las ruinas generan un sitio de ensueño en el que uno queda extasiado ante la diversidad de la naturaleza y sus posibilidades.
Pamukkale: una maravilla blanca en Turquía


La ciudad está situada al centro sur de la región del Egeo de Turquía, y desde la antigüedad fue famosa por sus aguas termales. Dichas aguas caen en cascadas naturales que gracias a la acumulación de cal y la evaporación de gas carbónico conforman una escalera que parece de cristal y que genera un espectáculo visual genial.

Las aguas en las que uno puede bañarse en las terrazas poseen bicarbonato de calcio y están a una temperatura de 33°C. Contienen además sales de calcio y dióxido de carbono y por ello se consideran como sanadoras.
El agua de Pamukkale es famosa por sus beneficios para los ojos y la piel, y sus propiedades curativas para el asma y el reumatismo.

En tiempos antiguos, todos los edificios religiosos se construyeron fuentes de agua cercanas, y Hierápolis es la ciudad que se construyó cerca de Pamukkale. Por este motivo la visita a las termas también se suele acompañar por un recorrido a los edificios religiosos y demás ruinas de dicha ciudad.

Sin duda se trata de un destino exótico muy impactante y a la vez relajante y entretenido. Uno puede disfrutar de la vista y participar de ella como usuario de las maravillas que ofrece la naturaleza y eso convierte a Pamukkale en un lugar muy interesante de visitar.
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