Tenía la intención de cerrar el año con un recopilatorio de los hechos más importantes del feminismo en 2016. Qué ilusa que fui.
Otra mujer empalada, torturada y asesinada: ¿Hasta cuándo?

Irma Ferreyra Da Rocha es una nueva víctima de la violencia de género, de la brutalidad, de la sociedad patriarcal. Y con la noticia de su femicidio llegó la paradoja: ¿cómo podemos enumerar los hechos positivos si los negativos son todavía tantos y tan graves?
Soy justamente de esas personas que eligen transitar la vida viendo el vaso medio lleno. Pero todo tiene su límite. No mientras tengamos que seguir contando la historia de una mujer que fue violada, empalada, golpeada y asesinada en manos de otro hombre violento.
¿Y ahora qué hacemos?
La crónica del femicidio de Irma nos remite al caso de Lucía. Nos remite a la humillación más grande, a una crueldad incomprensible.
Pero también nos invita a adueñarnos de la causa, a unirnos hombres y mujeres para exigir políticas que apunten a reducir las diferencias, la violencia, que fomenten una educación inclusiva y equitativa, que brinden iguales oportunidades, que hagan cumplir la ley de educación sexual, que regulen el contenido de los medios y las publicidades. Nos demuestra la importancia de criar hijos e hijas de la misma forma sin transmitir valores sexistas que solo acarreen la inequidad de género de nuestra sociedad.
Tenemos en las manos una enorme oportunidad. Podemos hacer el cambio, podemos marcar la diferencia.
¿Por qué esto es solo el comienzo?
A lo largo de la historia reciente, los movimientos feministas han alcanzado ciertos logros que hoy damos por hechos pero que no hace mucho tiempo atrás eran un imposible. El acceso a la educación, al mercado laboral, el derecho al voto, solo por nombrar algunos. Pero estamos tan lejos. Tan lejos. La división de tareas en el hogar y el cuidado de los chicos es todavía muy dispar a nivel general, la equidad salarial se sigue reclamando.
Aunque somos el 50% de la población, las mujeres estamos representadas en un promedio del 30% en los diferentes ámbitos, como la televisión, el cine, la literatura.
Es cierto que estamos avanzando en la concientización. Marchas masivas como la de Ni una menos hubieran sido impensadas tan solo unos pocos años atrás. Le pusimos nombre al femicidio y al femicida. A la violencia de género. Empezamos a llamar a las cosas por su nombre y nos mantenemos alertas para detectar el sexismo a tiempo.
A los ojos de la sociedad y gracias a la mediatización algunos pueden pensar que este fue un año feminista. Que las mujeres ya encontramos la paridad que exigimos y que las situación tiende a mejorar. La respuesta es NO. Porque estamos lejos, MUY lejos.

Las cifras hablan por sí solas
Según el Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano de la Casa del Encuentro, en los últimos 8 años se registraron 2094 femicidios. Y la cantidad de mujeres asesinadas en manos de hombres no disminuyen. Aumentan.
- Año 2008 = 208 Femicidios y 11 Femicidios “Vinculados” de hombres y niños
- Año 2009 = 231 Femicidios y 16 Femicidios “Vinculados” de hombres y niños
- Año 2010 = 260 Femicidios y 15 Femicidios “Vinculados” de hombres y niños
- Año 2011 = 282 Femicidios y 29 Femicidios “Vinculados” de hombres y niños
- Año 2012 = 255 Femicidios y 24 Femicidios “Vinculados” de hombres y niños
- Año 2013= 295 Femicidios y 39 Femicicios “Vinculados” de hombres y niños
- Año 2014= 277 Femicidios y 29 Femicicios “Vinculados” de hombres y niños
- Año 2015= 286 Femicidios y 42 Femicidios “Vinculados” de hombres y niños
El término "femicidio vinculado” se refiere a las personas que fueron asesinadas por el femicida al intentar impedir el femicidio o que quedaron atrapadas en la línea de fuego y a aquellos que fueron asesinados por el femicida con el fin de castigar o destruir psíquicamente a la mujer que mataron.
Está claro que la lucha recién empieza. Porque los números no bajan. Porque a 11 años del femicidio de María Marta el crimen queda totalmente impune. Porque el Estado aún no asume el compromiso que debería. Porque todavía tenemos miedo de caminar por la calle de noche. Porque la trata de mujeres sigue tan presente como siempre. Podríamos seguir así por horas, pero creo que basta con una última razón: porque nos siguen matando.






