La historia de Nadia Murad, una activista iraquí de 23 años, es propia de una película de horror.
Nadia Murad, la activista iraquí que sobrevivió al EI, ganó un prestigioso premio de la paz

En agosto de 2014, Murad era estudiante y vivía en la aldea de Kocho en Sinjar, al norte de Irak, una zona que fue arrasada por soldados del Estado Islámico (EI), que tenía como objetivo la numerosa comunidad yazidí del lugar, etnia de la que Murad forma parte.
El EI asesinó a 600 personas en la aldea, incluyendo seis hermanos de Murad, mientras que las mujeres jóvenes, como ella, fueron tomadas como prisioneras. Murad formó parte de un grupo de más de 6700 jóvenes mujeres yazidíes prisioneras del EI en Irak.
En Mosul, donde fue trasladada, fue esclavizada, golpeada y quemada con cigarrillos. Cuando trató de escapar y la descubrieron, fue violada y luego convertida en esclava sexual.
Pero intentó escapar nuevamente y, en noviembre, después de tres meses de tortura y esclavitud, logró hacerlo gracias a una puerta que uno de sus captores dejó accidentalmente abierta.
Una familia que vivía cerca de allí la acogió y logró esconderla, trasladarla fuera de la zona controlada por el EI y llegar al campo de refugiado en Duhok para salvar su vida. Finalmente llegó a Stuttgart, Alemania, y allí comenzó su nueva vida como activista por los derechos humanos.
Activismo a pesar del horror

Desde entonces, Murad se ha dedicado sostenidamente a concientizar y denunciar las actividades del Estado Islámico en Medio Oriente, incluyendo el genocidio, las violaciones y la trata de personas.
En el mes de diciembre pasado, se presentó en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para narrar su historia personal, y fue la primera vez que el asunto de las víctimas de genocidio y la trata de personas a manos del EI se puso sobre la mesa en este organismo.
Con su activismo ha ganado una enorme notoriedad —ahora, representada por la conocida abogada Amal Clooney, planean tomar acciones legales contra los mandos del EI— pero también ha recibido graves amenazas e intentos de intimidación. Murad, no se ha dejado amedrentar.
En enero, el gobierno iraquí nominó a Nadia Murad al Premio Nobel de la Paz 2016. Como ahora sabemos, tras el anuncio días atrás, esta distinción fue para el presidente colombiano Juan Manuel Santos, pero sin embargo Murad ha recibido otro prestigioso premio.
El Consejo de Europa ha distinguido a Murad con el Premio Václav Havel de Derechos Humanos por su trabajo en la defensa de refugiados y víctimas del genocidio en Irak, especialmente la comunidad yazidí.
El premio, nombrado en honor al político y estadista que fue el último presidente de Checoslovaquia y primero de la República Checa, viene acompañado de una suma de 60.000 euros para continuar la lucha de la activista.
En su discurso de aceptación, Murad argumentó a favor de la creación de una corte internacional para juzgar los crímenes cometidos por el Estado Islámico, y recordó los más de 12.000 yazidíes —incluyendo 18 miembros de su familia en total— que han caído víctimas de la persecución del grupo terrorista.
A través de su cuenta de Twitter, agradeció el premio y recordó que de todas esas víctimas del genocidio, una cuarta parte son mujeres y niños.
Honored to be 2016 Václav Havel Prize Winner. I dedicate this Recognition to 3400 Yazidi women/children in captivity & victims of terror. pic.twitter.com/vJ4R8u3sgn
— Nadia Murad (@NadiaMuradBasee) October 10, 2016






