Algunos medios confirman la presencia en la calle de más de 6 millones de hombres y mujeres que, vestidas de negro y sosteniendo en alto carteles y banderas, protestaron en masa contra un proyecto de ley que busca prohibir casi completamente el aborto.
Millones de mujeres polacas toman las calles en protesta contra la prohibición total del aborto

Una ley que haría retroceder la democracia
Las leyes que rigen el aborto actualmente en Polonia son algunas de las más estrictas en Europa. Las mujeres polacas solo pueden abortar en caso de violación o de incesto, o en el caso de que la vida de la mujer embarazada esté en grave peligro. Sin embargo, el nuevo marco legal podría retringirse aún más, limitando aún más la libertad de las mujeres de un país donde la Iglesia Católica tiene un inmenso poder sobre la sociedad y la política.
Según el proyecto de ley, que fue admitido a trámite el 23 de setiembre 2016, una mujer embarazada por haber sido víctima de violación se verá obligada a dar a luz, lo mismo sucederá para las menores embarazadas en casos de pedofilia. El único caso en el que se permitirá llevar a cabo un aborto es si la vida de la mujer está en peligro. La ley propone penas de cárcel de hasta cinco años para las mujeres que aborten y los médicos que las ayuden, así como también prevé la apertura de investigación en casos de aborto natural. Dicho de otro modo, si esta ley es aprobada, aquellas mujeres que tengan un aborto espontáneo no solo tendrán que sufrir sus duros efectos físicos y psicológicos, sino que serán tratadas, a priori, como criminales.
Desde octubre 2015 el partido gobernante Ley y Justicia, un grupo nacionalista-conservador, gobierna el país gracias a una victoria con mayoría absoluta. Esta protesta podría indicar que el apoyo popular ha comenzado a resquebrajarse.
Una protesta multitudinaria
El lunes 3 de octubre, las redes sociales y las calles de ciudades como Varsovia y Gdanks se llenaron de mujeres y hombres vestidas de negro. La protesta llamaba a organizar una "huelga de mujeres". Una de las impulsoras de esta idea fue la actriz Krystyna Janda, conocida por sus colaboraciones con el realizador Andrzej Wajda. Janda se habría inspirado de un caso similar sucedido el 24 de octubre de 1975 en Islandia. En esa ocasión, las mujeres islandesas habían dejado de trabajar dentro y fuera de la casa durante toda una jornada, con el fin de reclamar la igualdad ante la ley y la igualdad de salarios.
Krystyna Janda
En Polonia, las mujeres sostenían carteles con frases lapidarias dirigidas al gobierno: "Queremos médicos, no misioneros", "Basta de fanáticos al poder", "Necesitamos atención médica, no la del Vaticano", y "Queremos médicos, no policías".
La lucha llevada adelante por estas mujeres eligió como símbolo un dibujo desafiante e insumiso: el de un útero antropomórfico levantando su dedo mayor al gobierno y a la ley. Tal vez de eso se trata, de destrozar el mandato de los buenos modales femeninos y de decirle "al carajo" a un sistema legal que quiere tratar a la mitad de su población como hornos de procreación en lugar de como personas con derechos civiles.






