Game of Thrones es la serie del momento, pero también nos está volviendo un poco insensibles. Nos quedamos tranquilos mirando cómo una adolescente hace un pastel con los hijos de uno de sus enemigos y se lo da de comer, pero no nos toquen a un lobo huargo porque nos ponemos a llorar.
Más allá de GoT: 5 históricas familias de la realeza que practicaban incesto

La serie toma los tabúes más grandes del mundo y los hace parecer cosa de todos los días. Lo normaliza tanto que al final no nos impacta que Jamie y Cersei sean hermanos y amantes y hasta terminamos deseando que Jon Snow y Daenerys se casen y no nos importa que sean sobrino y tía.
Pero antes del hit de HBO, el incesto era cosa común entre las familias reales que querían conservar el linaje lo más «puro» posible, sin importar las consecuencias, y aquí te mostramos los casos más notorios.
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1. Cleopatra

No es ningún secreto que los antiguos egipcios practicaban el incesto. Para mantener el poder entre unos pocos familiares, los monarcas se casaban entre ellos y hasta Cleopatra, la emperatriz más famosa de todas, es producto de una unión entre personas con el mismo ADN y también se casó con dos de sus hermanos.
La imagen que tenemos de ella (y que le debemos a Elizabeth Taylor) no podría estar más lejos de la realidad. Una reconstrucción del rostro de la reina egipcia reveló que era obesa. Suena como algo insignificante, pero la obesidad es una de las consecuencias más comunes del incesto. Puede parecer como un pequeño precio a pagar para mantener el poder y la paz entre familiares, pero era todo lo contrario.
Los egipcios no tendrían competencia externa, pero eran despiadados entre ellos, tanto que Cleopatra asesinó a dos de sus hermanos y una hermana para permanecer en el trono.
2. Los incas

El casamiento entre familiares estaba prohibido en la sociedad Inca, pero los familiares de la realeza estaban por encima de la ley y tenían el « privilegio» de casarse con sus hermanos y primos.
Al principio era común que los hombres se casaran con sus medio hermanas para que los hijos tuvieran un abuelo común y así fortalecer la línea familiar, pero después comenzaron los problemas. Los monarcas por lo general tenían más de una amante y tuvieron que priorizar a , en consecuencia, un montón de hijos que querían heredar el trono y que estaban dispuestos a pelear por él.
3. Los romanos
Entre los personajes más depravados de la historia siempre entra algún romano. Algunos, como Elagabalus, eran tan sádicos que hacen que Ramsay Bolton parezca un cachorrito inocente, así que casarse con un familiar es una de las cosas más inofensivas que pueden hacer.
Sabemos que Nerón era otro sádico notorio, se decía que le gustaba salir a caminar y asesinar extraños al azar, pero su historia familiar es tan retorcida que ni el propio George R. R. Martin se atrevería a escribirla en un libro. Además de ser un psicópata, el emperador romano también vivía una vida de telenovela y mantenía una relación incestuosa con su madre, Agripina.
Como si no fuera suficiente, Agripina estaba casada con su tío, el emperador Claudio (que llegó a ese puesto después del magnicidio de otro sádico horrible, Calígula). La unión estaba pensada para fortalecer el derecho de Nerón como heredero al trono, pero no era suficiente, Agripina también quería eliminar literalmente a los demás herederos y así convenció que Claudio eligiera a Nerón sobre su hijo natural y que se casara con Octavia, su hija. Así fue cómo Nerón y Octavia, primos y medio hermanos a la vez, se casaron.
Si creías que los personajes de Game of Thrones eran demasiado depravados para ser reales es que claramente no conocías a los romanos.
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4. La reina Victoria

¿Creían que el incesto era cosa exclusiva de «salvajes» y romanos pervertidos? Pues no, hasta la monarquía más «posh» del mundo es culpable de hacer cosas indebidas con sus parientes.
Victoria tuvo el segundo reinado más largo de la historia (detrás de la actual monarca, Elizabeth II) con 63 años en el trono y fue tan exitoso que ese período de la historia británica lleva su nombre: la era victoriana. Pensar en la época victoriana es pensar en Charles Dickens y la Pax Britannica, un período de relativa paz en el que Gran Bretaña era, literalmente, el líder del mundo.
Pero no todo era tan perfecto como parece. La reina era producto de una larga línea de parejas incestuosas y también era tan defensora del incesto que eligió parejas para sus nueve hijos y sus decenas de nietos.
Creía que hacerlo traería paz a Europa, pero, en realidad, la rivalidad familiar entre los descendientes que vivían en Inglaterra y Rusia fueron parte importante de la Primera Guerra Mundial. Según los historiadores, los años anteriores a la guerra estuvieron plagados por peleas familiares familiares y venganzas del Káiser Guillermo II contra sus primos, el rey Eduardo VII y el Zar Nicolás II de Rusia.
Además de rivalidades y parientes molestos, los descendientes de la reina Victoria también tuvieron que lidiar con otra consecuencia del incesto: la hemofilia, una enfermedad que le costó la vida a un hijo y cinco nietos de la monarca.
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5. Los Habsburgo

La dinastía de los Habsburgo lo tenía todo. Alemania, Holanda, Bélgica y España fueron parte de su imperio allá por el siglo XVII y hubieran podido continuar en el poder de no haber sido por su codicia. La dinastía, que supo ser una de las más poderosas de Europa, llegó a su fin a principios de 1700 con una sola persona: Carlos II de España, también conocido como « El hechizado».
Otras familias, como los de la reina Victoria, no sufrieron demasiado de las consecuencias del incesto, pero los Habsburgo no tuvieron tanta suerte. Con cada hijo nacido dentro de un matrimonio, las características de la familia se intensificaban y digamos que no eran muy lindas.
Los Habsburgo tenían mandíbulas inferiores que sobresalían de forma prominente y el pobre Carlos tenía una tan grande que no podía masticar, su lengua enorme no le permitía hablar y tenía capacidades mentales diferentes.
Pero todo eso es superficial, también heredó problemas más desafortunados gracias a que su padre también era su tío abuelo y se decía que era «epiléptico, senil y completamente pelado antes de los 35» y siempre vivió al borde de la muerte hasta que, a los 38 años, murió sin dejar un heredero al trono.
Lo bueno de esta historia es que no hizo falta una guerra sangrienta para terminar con una familia entera, al final todo concluyó con un personaje que tuvo que cargar con las consecuencias de generaciones de matrimonios incestuosos. Lo malo es que Carlos II, el heredero de todo lo malo de su familia, tuvo un país entero a su cargo.
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