¿Los trolls son adictos a molestar por Internet?

Internet está llena de comentarios hirientes y desconsiderados publicados por los llamados trolls, personas que se dedican a provocar al resto en las redes. Los psicólogos los analizan para saber qué se esconde detrás de ellos.

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Expertos creen que los trolls son adictos a su comportamiento. Se trata de un verdadero desorden psiquiátrico que puede arruinar su vida real e ir más allá del simple placer de provocar a extraños por Internet.

Trolls: una adicción peligrosa

El anonimato de Internet da paso a que las personas saquen lo peor de sí, llenando la red de comentarios que nunca harían en su vida real. Hay quienes llevan este comportamiento a un extremo y se transforman en los llamados trolls.

Expertos estudiaron durante años a los trolls y creen que estas personas padecen una adicción a molestar a desconocidos. Se sienten recompensados al ver sus reacciones negativas. A diferencia de la dependencia a sustancias, se trataría de un trastorno similar a la adicción al juego y cleptomanía, entre otras.

Ramani Durvasula, psicóloga de la Universidad Estatal de California en Estados Unidos, lleva años analizando a los trolls, tanto en Internet como en entrevistas cara a cara. Su experiencia la lleva a sugerir que estas personas sufren un desorden que impide que puedan controlar sus impulsos. Para la psicóloga, quienes se esconden detrás del anonimato para acosar a otros por Internet necesitan atención profesional, pero pocos la reciben, incluso si su comportamiento online se traduce a efectos negativos en su día a día dentro del mundo real.

Quienes se convierten en trolls y profundizan su comportamiento sienten la misma compulsión a seguir molestando a desconocidos que la que un ludópata o pirómano experimenta ante la necesidad de jugar o provocar incendios, es decir, un impulso incontrolable.

Imagen Thinkstock
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Brenda K. Wiederhold, editora de la revista CyberPsychology, Behavior & Social Networking, indica que hay una distinción entre los trolls y las personas que realizan ciberbullying, ya que, a diferencia de los segundos, los trolls buscan provocar y molestar a un grupo amplio, y no una persona en específico, además de buscar generar reacciones desagradables y enojo, pero no más que eso.

¿Quiénes se convierten en trolls? Diversas investigaciones indican que personas con características de personalidad tóxicas ven en el acto de provocar y generar malestar en los otros a través de Internet una forma de sentir satisfacción. Esta se experimenta en el centro de recompensas del cerebro, tal como en otras adicciones.

Una investigación realizada en Canadá reveló que la gente que exhibe una o más de los llamados rasgos de personalidad oscuros eran más propensas a actuar como trolls en Internet. Esto demostraría que se trata de una consecuencia negativa de un desorden de personalidad. Los trolls son adictos a su comportamiento y disfrutan de las reacciones negativas del resto, tal como lo hacen quienes manifiestan comportamientos compulsivos dañinos en su personalidad. Por lo tanto, más que insultos lo que necesitan es atención psicológica para evitar que hagan daño tanto al resto como a sí mismos.