¡Los romanos eran unos pervertidos!, y estas 5 costumbres lo demuestran

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Roma era un sitio extraño. Las personas, vestidas con togas practicaban todo tipo de actividades sexuales mientras observaban sangrientos espectáculos en el Coliseo. La mayoría de sus emperadores eran megalómanos, perversos e incluso algunos tenían un comportamiento que rayaba en la demencia.

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¡Las siguientes costumbres te demostrarán que los romanos eran unos pervertidos!

#5 La pornografía se podía hallar en todos los espacios públicos

Si en ocasiones te ruborizas frente a las tiendas que venden revistas pornográficas y te molestan las vallas publicitarias que muestran a chicas con muy poca ropa o posando en posiciones poco convencionales, te alegrarás de no haber vivido en la época romana.

En todas partes se exhibían imágenes de penes, incluso una moneda de la época llevaba impresa imágenes de sodomía. En las calles de Pompeya, se han encontrado penes tallados en las piedras, también se tallaban en las estatuas, en las campanas de viento e incluso se colgaban alrededor del cuello de los niños. 

#4 Existía la esclavitud sexual

Tanto hombres como mujeres eran capturados en las numerosas conquistas y luego eran vendidos al mejor postor. Los esclavos no tenían derechos, su propiedad era considerada “dominica potestas” y podían ser utilizados, sin distinción de sexo, para satisfacer la lujuria de sus amos. La homosexualidad no era mal vista en Roma, siempre y cuando el amo libre nunca cumpliera una función pasiva en el sexo.

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#3 Pintaban grafittis lascivos

En las antiguas paredes de Pompeya se hallaron inscripciones de alto contenido sexual, anuncios que ofrecían sexo oral y descripciones de los genitales de determinadas personas. 

#2 En los epitafios se hacían alusiones sexuales

A diferencia de los epitafios solemnes que encontramos en los cementerios en la actualidad, en la antigua Roma se incluía una biografía de la persona muerta. En los epitafios se enumeraban varias de sus actividades sexuales e incluso se dejaban consejos para los que quedaban.  

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Incluso hay una lápida en la que el esposo detalla las virtudes de su esposa y recuerda cuando la tenía sentada en su falda a la edad de siete años... 

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#1 La justicia también era pervertida

En el caso de las mujeres adúlteras, el esposo tenía el derecho de matar a ambos amantes o de aplicarle castigos inusuales al amante. Uno de ellos consistía en sodomizarlo. Esta era considerada una revancha justa, ya que los hombres que cumplían la función pasiva en el sexo perdían por completo su masculinidad. Para este acto, en ocasiones, se utilizaba un rábano.

Si bien las historias que nos han legado los romanos probablemente tienden a la exageración, como es el caso del famoso escritor Petronio, con el Satiricón, en el que se narran las desventuras de un hombre enamorado de su amante, un adolescente codiciado de dieciséis años, existen numerosas pinturas y restos arqueológicos que demuestran su perversión. 

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