El turismo etnográfico surge como un modo de conectar al turista con espacios de gran influencia cultural y folclórica, especialmente aquellos de carácter aborigen o indígena. Una modalidad que nos permite disfrutar de experiencias totalmente diferentes a todo lo visto anteriormente mediante una motivación puramente sostenible. Prepárate para sumergirte en otros mundos gracias a estos destinos para practicar turismo etnográfico.
Los mejores destinos para practicar turismo etnográfico


Puno (Perú)
Al sur de Perú, Puno es una ciudad situada a orillas del lago Titicaca y el mejor modo de adentrarnos en esas 36 islas sostenidas sobre raíces flotantes que salpican todo el lago. Dedicados a la pesca y la artesanía, la tribu de los Uros, dividida al mismo tiempo en tres subgrupos: Irohito, Chipaya y Murato son considerados como “los Hijos del Sol”, una tribu de procedencia polinesia totalmente aislada del resto de etnias sudamericanas. El carácter místico de la tribu o sus templos construidos en honor a los astros siguen atrayendo a cientos de turistas que también buscan a esos dioses que duermen bajo el agua y algunos de los atardeceres más místicos del planeta.
Lago Arareco (México)
En las profundidades de la Sierra Madre Occidental, en el estado mexicano de Chihuahua, aún sobrevive uno de las tribus más ancestrales de Centroamérica: los Tarahumara, una etnia que vive en casas de adobe o suele lucir atuendos coloridos y pieles salpicadas de lunares. Tratados de forma violenta durante la conquista española, los Tarahumara conservan una religión con ciertas influencias del catolicismo, si bien hábitat en tierras de gran producción de droga los ha condicionado a verse envueltos en numerosos episodios de carácter político. El Arareco's Project se ha encargado de conectar a turistas de todo el mundo con este paraje apartado del mundo con tal de promover un turismo sostenible y totalmente pacífico.
https://www.youtube.com/watch?v=srBNx4IGTCA
Yunnan (China)
Situada en la frontera con Laos, Vietnam y Birmania, en el suroeste de China, Yunnan se ha consolidado como una de las provincias más bellas del gigante oriental gracias a parajes rocosos como el Bosque de Piedra o las montañas del Himalaya Oriental. Además, la zona encierra un total de 25 minorías étnicas, entre las que encontramos a los Tai, los Dai o los Yao, un 38% de la población total de la provincia. Estas tribus, mayoritariamente budistas, viven del cultivo del arroz y el tabaco, abriéndose a un turismo cada vez más atraído por sus parajes herméticos, las pagodas ancestrales o los parajes nevados.
Sudáfrica
También conocido como “el País del Arco Iris”, Sudáfrica no solo brilla gracias a su impulso de las relaciones interraciales o el ecoturismo sino que, además, ha establecido en su mapa una gran cantidad de focos de carácter étnico que van desde la Aldea Cultural de Mapoch, donde viven miembros procedentes de los Ndebele, una tribu que constituye el principal esqueleto étnico del país, los Xhosa, la misma de la que procede Nelson Mandela y cuya principal agrupación se establece en la llamada Wild Coast, donde hippies e indígenas conviven juntos frente a playas inhóspitas estableciendo un microcosmos naturista de gran importancia en el país africano.
Estos destinos para practicar turismo etnográfico permiten una mayor penetración por parte del turista desde una perspectiva sana y sostenible. Tribus cuya artesanía es comercializada directamente, que ofrecen sus chozas austeras como perfectos alojamientos y conservan una cultura que entiende, más que ninguna otra, de dioses sagrados, ritos ancestrales y danzas coloridas.
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¿Te atreves a practicar turismo etnográfico?







