Un criminal uso de la ciencia para aumentar las ganancias de una empresa.
Los experimentos más crueles de la historia: los cereales radiactivos de Quaker Oats

Bomba radiactiva en forma de libro

En 1999, la periodista estadounidense Eileen Welsome lanzó una verdadera bomba comunicacional con su libro Los Archivos de Plutonio: Los experimentos médicos secretos de EE.UU en la Guerra Fría, en el que relata los ensayos con radiación a los que fueron sometidas decenas de personas sin su consentimiento.
En 1945, año de detonación de la primera bomba atómica, se sabía que la radiación era peligrosa pero no en qué medida. Fue así como a partir de ese año, indigentes, minusválidos, enfermos y personas sanas fueron inyectadas con plutonio (Pu), estroncio (Sr), cesio (Cs) y otros compuestos radiactivos para evaluar el impacto de la radiactividad en el organismo humano.
La evaluación en la madre y el hijo fue realizada inyectando mezclas radiactivas a mujeres embarazadas de Nashville, Tennessee.
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Desayuno radiactivo

Uno de los casos de experimentación más sonados por estar involucrados los cereales que millones de estadounidenses y personas del mundo entero, comen en el desayuno, fue el que el que realizó el Instituto Tecnológico de Massachusetts, con el patrocinio del conocido fabricante de productos alimenticios Quaker Oats Company.
Durante los años 1940 y 1950, varias decenas de niños de la Escuela Fernald, de Waltham, Massachusetts, algunos con discapacidades de desarrollo, fueron alimentados con harina de avena cuyas moléculas estaban atadas a trazadores radiactivos de calcio y hierro. El interés comercial de la empresa de cereales era demostrar que sus hojuelas de maíz eran más nutritivas porque sus nutrientes viajaban por todo el cuerpo.
En ninguno de los casos, padres ni madres de tales niños y niñas fueron informados de que serían utilizados como conejillos de indias en un riesgoso proceso de experimentación y toda la información que recibieron fue que serían sometidos a un novedoso régimen alimenticio.
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Las personas afectadas ganan demanda

Un grupo de personas sometidas al consumo involuntario de avena radiactiva demandó en los años 1990 a Quaker Oats Company y al Instituto Tecnológico de Massachusetts por un monto de 60 millones de dólares.
Quaker se defendió «tirándole el muerto» al MIT, con el argumento de que la compañía solo había donado los cereales y dado una pequeña subvención al instituto. El MIT se defendió diciendo que la dosis había sido similar a la radiación de fondo natural a la que las personas están expuestas cada año desde el medio ambiente y que nadie había sufrido daños significativos en su salud.
Al final, las partes llegaron a un acuerdo extrajudicial en 1998, con los acusados pagando un monto de casi dos millones de dólares.
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