La música genera reacciones y respuestas emocionales diferentes según la persona y el tipo de música que nos atrae puede llegar a decir mucho sobre nuestra personalidad. Un nuevo estudio sugiere que esas respuestas emocionales a los estímulos pueden ser controlados por nuestros genes.
Los efectos de la música en el cerebro pueden estar controlados por los genes

La investigación fue publicada en la revista Neuroscience y sostiene que las diferentes reacciones ante la música se deben a una variación particular de un gen específico.
Nuestras emociones suelen estar reguladas por un neurotransmisor llamado dopamina, que trabaja en el circuito de recompensa del cerebro, produciendo sentimientos de alegría y placer.
A raíz de eso, los investigadores quisieron averiguar cómo los genes que codifican un receptor de dopamina llamado receptor D2, son capaces de afectar los sentimientos de las personas cuando escuchan música.
Evaluación del estado de ánimo

La investigación reclutó a 38 participantes, 26 de ellos resultaron llevar una variación del gen D2, conocido como variante GG, mientras que los otros 12 llevaron la variante GT.
Se les realizó una prueba de evaluación del estado de ánimo antes y después de escuchar música. Como resultado, los portadores de la variante GG experimentaron una mejora en el estado de ánimo, y a aquellos con la variante GT sufrieron un empeoramiento del estado emocional.
A su vez, los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional para escanear la actividad cerebral de los voluntarios mientras ellos miraban imágenes de diferentes caras emocionales mientras escuchaban música.
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Efectos genéticos al escuchar música

El estudio reveló que en el caso de los portadores de GG hubo una disminución de la actividad cerebral de la región giro frontal inferior, y eso ocurría al ver una cara enojada o amenazante.
El giro frontal inferior participa en la regulación de las emociones y la interpretación de las señales sociales, además de estar muy influenciado por la dopamina.
En el caso de los portadores de la variante GT, mostraron una disminución de la actividad cerebral de la región de los ganglios basales, al ver caras enojadas o amenazantes al escuchar música, y parecía tener el efecto opuesto.

La evidencia sugiere que las variaciones en los genes del receptor D2 tienen un impacto notorio en nuestra capacidad de procesar emociones al escuchar música.
Las diferencias entre las emociones que sentimos los distintos individuos tienen que ver con esas diferencias genèticas que ocasionan diferentes respuestas.
El estudio es el primer uso de la genética de imágenes en el campo de la música y los sonidos. Y sugiere que la música puede regular el estado de ánimo y las respuestas emocionales de las personas en el comportamiento y en el nivel neuronal.
Los autores del estudio esperan que la investigación sirva para impulsar la búsqueda de intervenciones personalizadas basadas en la música para tratar trastornos cerebrales.









