Los cerebros de niñas y niños reaccionan diferente frente al estrés

En la sociedad en la que vivimos, el estereotipo dicta que las mujeres expresen su vulnerabilidad y sus emociones, mientras que los hombres suelen ser los que no comparten sus emociones y expresan su dolor en «arranques de emoción» o enojo.

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Frente al estrés o los problemas, mujeres y hombres tendemos a adoptar medidas diferentes para lidiar con ellos.

Ahora, un estudio publicado en la revista  Depression and Anxiety asegura que el cerebro de los niños reacciona diferente al de las niñas luego de un evento altamente estresante.

La corteza insular y las emociones

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La investigación, a cargo de la Universidad de Stanford, llegó a esa conclusión al escanear la ínsula o corteza insular de niños y niñas que tenían estrés postraumático comparándolos con aquellos que no lo tenían. 

La corteza insular es una región ubicada en lo profundo del cerebro y es responsable de integrar emociones. Sentimientos y sensaciones como el dolor son procesados en esa región del cerebro, al igual que la empatía.

La ínsula toma información de otras partes del cuerpo y áreas relacionadas del cerebro y las incorpora en las emociones y acciones.

La investigación

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Para realizar el estudio, analizaron los cerebros de 59 participantes, de entre 9 y 17 años mediante imágenes de resonancia magnética.

De los participantes, 30 tenían trastorno de estrés postraumático y 29 formaron parte de un grupo de control.

Se registró que 16 niños y 14 niños habían sufrido traumas, mientras que otros 14 niños y 15 niñas no habían sufrido ningún trauma.

Los participantes que no habían sufrido ningún trastorno, no presentaban diferencias en la estructura de la ínsula, sin importar el género.

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Mientras que dentro de los que presentaban síntomas de trastorno, 5 participantes experimentaron un episodio de trauma severo, mientras que 25 de los participantes fueron expuestos a dos o más episodios traumáticos.

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Los investigadores descubrieron que el surco circular anterior (área dentro de la ínsula que cambia debido a un trauma) crece más grande de lo normal en niños traumatizados, mientras que en el caso de las niñas, tiende a encogerse. 

Los expertos creen que los cambios en la estructura son parte del desarrollo del estrés postraumático. La contracción que observaron en el cerebro femenino puede ser el motivo por el cual las niñas son más propensas al trastorno de estrés postraumático.

Un aporte significativo

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Se trata del primer estudio que denota una diferencia de género en cómo reacciona el cerebro al estrés postraumático.

En el caso de las niñas, la ínsula se desarrollaba o envejecía con rapidez, a diferencia de los hombres.

Para Victor Carrion, uno de los líderes del estudio y profesor de psiquiatría y ciencias del comportamiento, la región de la corteza insular juega un rol clave en el desarrollo del estrés postraumático.

Las diferencias que encontraron entre los cerebros de niñas y niños que experimentaron algún trauma psicológico es importante porque podría explicar las diferencias entre los síntomas de trauma entre los sexos.

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Al descubrir que niños y niñas pueden exhibir los síntomas del trauma de forma diferente, podrían beneficiarse de tratamientos diferentes y eso es fundamental a la hora de buscar encontrar la mejor manera de ayudarlos a lidiar con el estrés luego de un trauma.

Tras la primera investigación, el equipo de expertos busca escanear y examinar otras regiones del cerebro para saber si también cambian su estructura después de mucho estrés. 

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A largo plazo, esperan realizar estudios de seguimiento de jóvenes traumatizados con el tiempo, para explorar cómo el estrés postraumático puede afectar sus cerebros a medida que envejecen, enfocándose especialmente en desarrollar tratamientos específicos de género para contrarrestar esos cambios.