Los Acantilados de Moher, fuente ecológica de Irlanda

Los Acantilados de Moher se encuentran en la costa del Condado de Clare, sobre el Océano Atlántico, en el oeste de Irlanda. Se extienden a lo largo de ocho kilómetros y su altura fluctúa entre los 120 y los 214 metros. Hacia la mitad del trayecto se alza la Torre de O’Brien, construida a mediados del siglo XIX.

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Paredes llenas de vida

Desde ella se divisan la Bahía de Galway y las Islas Arán al frente (con los fuertes de Dun Conor, Dun Oghil y Dun Aenghus), también las Montañas Maumturk y los Twelve Pins, al norte, en la zona de Connemara y hasta la Península de Loop Head (con su prominente faro), en la desembocadura del Río Shannon al sur. Esta hermosa región recibe alrededor de un millón de visitantes al año.

Los acantilados, a los que se les calcula una antigüedad de 300 millones de años, toman su nombre del viejo fuerte Moher que estuviera emplazado hasta 1808 en Cabeza de Bruja ( Hag’s Head), su punto más meridional; actualmente puede verse en las cercanías una torre vigía erigida durante la época de las guerras napoleónicas.

Se estima que hay unos treinta mil pájaros, de al menos veinte especies distintas, que anidan en ellos, un verdadero paraíso para quienes gustan de observar a las aves.

Naturaleza que debemos proteger

El Centro de Visitantes, cuida mucho del ecosistema que lo rodea, sirviéndose de paneles solares para la obtención de energía, reciclando el agua que utilizan y aprovechando las fuentes geotermales para la calefacción.

Numerosos son los tours que ofrecen ver los descomunales farallones desde el agua, incluyendo algunas de las cuevas formadas en las paredes de piedra arenisca y la Branaunmore sea stack de setenta metros de alto, aguja de roca formada por la fuerte erosión marina y eólica que consiguieron aislarla por completo de la orilla.

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Hay que tener en cuenta que a la altura de la Torre de O’Brien las olas suelen alcanzar un alto de cuarenta metros y el entorno se llena de surfistas que tratan de acceder a ellas.

Por toda la región hay vestigios de la prehistoria, monolitos, dólmenes y otras manifestaciones de lo que eran los rudimentos de la construcción por aquel entonces.

Se está gestionando ante la UNESCO el que se nombre a este maravilloso espacio de 530 kilómetros cuadrados, que comprende los Acantilados de Moher y The Burren, geoparque protegido, en el que se cuidará también a las Bilberry Goats, cabras montañesas salvajes que están en peligro de extinción.

Mientras pasamos unos encantadores días en estas bellas costas de Irlanda estaremos ayudando a que se reconozca, y nunca más merecido, a todo su ecosistema como reserva natural, un viaje entonces con  loable cometido que hemos de disfrutar doblemente.

¿Qué les parece el paraíso ecológico que es los Acantilados de Moher? ¿Visitarían este sitio en Irlanda?