Lo que necesitas saber sobre el mal de altura antes de viajar

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Una apasionante ruta en dirección al Machu Picchu o un ascenso a ese pueblo perdido de Nepal pueden convertirse en sendos infiernos debido a uno de los inconvenientes más usuales a la hora de alcanzar zonas de elevada altitud: el famoso mal de altura.

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Mareos, dolencias y náuseas son algunas de las consecuencias de un fenómeno al que debemos poner remedio antes de vernos sacudidos en mitad de nuestro viaje, por lo que presta atención a todo lo que necesitas saber sobre el mal de altura antes de viajar. 

Riesgos de un ascenso a las nubes

El mal de altura (también conocido como mal de montaña) se manifiesta en aquellas personas que traspasan los 2400 metros de altura debido a la baja presión del aire y la falta de oxígeno, lo cual dificulta las funciones vitales del organismo y limita el flujo sanguíneo a diferentes zonas del cuerpo. 

Los efectos más inmediatos suelen ser náuseas, dolor de cabeza, insomnio, fatiga y mareo, si bien este fenómeno puede desencadenar enfermedades aún más peligrosas como el edema pulmonar o el aún más peligroso edema cerebral, el cual puede conducirnos al coma o la muerto. Es por ello que tomar precauciones antes de viajar a esa elevada estación de esquí o a un santuario perdido en la cumbre de una montaña son más que obligadas.

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El mal de altura no obedece a unas condiciones físicas concretas del sujeto, pudiendo afectar a cualquier persona. El remedio más extendido para prevenirlo, especialmente cuando se trata de un viaje a Los Andes, es el té de coca, el cual, además de ser afrodisíaco, permite que la sangre fluya con mayor facilidad gracias a la cafeína. Chupar la hoja de coca es también otra de las opciones, mientras que la ingesta de las píldoras para el mal de altura, cuya principal marca se llama Soroche Pills, pueden sernos de ayuda si las ingerimos dos o tres días antes de comenzar el ascenso.

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De forma complementaria, se recomienda descansar bien antes de traspasar la marca, ingerir alimentos con carbohidratos y azúcar pero no en grandes cantidades, dejar de lado el alcohol y el tabaco, hidratarnos con agua embotellada y, si fuese necesario, realizar el ascenso lentamente, respetando la distancia entre ciertas etapas. 

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El mal de altura puede afectar a cualquier persona que se disponga a traspasar los 2400 metros de altitud, una marca en la que la falta de oxígeno puede convertirse en un mal no tan predecible durante las primeras horas de ascenso. No olvides hacerte un chequeo para saber si debes reforzar ciertos campos y asegúrate de lucir lo más vital posible antes de adentrarte allá, tan cerca de las nubes.

¿Alguna vez has sufrido de mal de altura?