Al hablar de cañones cómo no pensar en el Gran Cañón, en Colorado. Es que este lugar es un punto de referencia de los procesos de erosión geológica, y su popularidad y atractivo ha trascendido todas las fronteras. Esto es lo que causa que lugares como el Parque de Talampaya pasen desapercibidos, lo cual no quiere decir que éstos no sean atractivos.
Las geoformas del Parque Nacional Talampaya

En el corazón de la provincia argentina de La Rioja, el Parque de Talampaya emerge hermoso y magnífico, con protuberancias geológicas que salen de la tierra impactando por su magnitud y sus intrincadas formas, casi como ocurre en el Cañón del Colorado.
Este cañón tiene cuatro kilómetros de longitud, y a lo largo de él pueden apreciarse las geoformas más extravagantes que puedan concebirse, todas moldeadas por el viento y el agua, alcanzando algunas hasta los cincuenta metros de alto, sin hablar de los paredones, los cuales alcanzan los ciento cincuenta.
El Pesebre, El Cóndor, La Lechuza, El Partenón, El Ascensor, La Chimenea, Los Balcones, Los Tres Castillos, El Monje y El Tablero de Ajedrez son las formaciones geológicas que pueden apreciarse en este bellísimo e inagotable parque.
Pero no quedan dudas de que la formación más impresionante que se registra dentro del territorio que comprende este parque es La Catedral, que recibe su nombre por las formas rocosas que este paredón reviste, entre las cuales se han podido identificar algunas semejantes a un Rey Mago o a Cristo.
Sin embargo, en el Parque de Talampaya no sólo atraen sus formaciones rocosas, sino que hay toda una gran variedad de atractivos que enriquecen la visita a él. Uno de ellos son los petroglifos realizados por los pobladores autóctonos del lugar hace miles de años de antigüedad, los cuales pueden apreciarse en Los Pizarrones, el circuito de petroglifos del parque.
Todo esto enmarcado en un entorno faunístico y florístico sumamente rico y diverso (como es el de La Rioja argentina) vuelve la visita al Parque Talampaya un paseo imperdible para quien ande por allí. La cámara de fotos será el aliado perfecto para registrar estas formaciones rocosas y poder mostrárselas a alguien, para así creernos que existen.
Vía | SobreTurismo







