Todos sabemos que París es una de las ciudades más hermosas del mundo, a donde llegan miles de turistas para visitar los monumentos más famosos. Se la suele llamar Ciudad de la Luz, pero debajo de toda esta historia y romance se encuentran las catacumbas de París, una serie de túneles donde más de 6 millones de cuerpos humanos tienen su descanso eterno.
Las catacumbas de París: los muertos debajo de la hermosa ciudad

Tengamos en cuenta que París tiene una población de 12 millones de habitantes, lo que hace sorprendente la cantidad de esqueletos humanos yaciendo en las catacumbas. El Imperio de los Muertos, como se las llama, está en su mayoría bloqueado al público, lo que lo hace incluso más atrayente para cualquiera que ame los misterios. Sin embargo, también hay entradas donde los turistas y los curiosos pueden ir a ver un pequeño sector de las catacumbas.
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La historia de los muertos

Todo comenzó en el siglo XVIII cuando los cementerios de la ciudad se vieron sobrepoblados de muertos. Ya no alcanzaban ni siquiera los suelos de las iglesias, lugar donde también se enterraban a los fallecidos. La cantidad de cuerpos comenzó a generar enfermedades e incluso se filtraron en algunas bodegas.


Los túneles que ya existían debajo de la ciudad para la extracción de piedra caliza fueron una solución, y los restos comenzaron a ser trasladados hacia allí. Aunque fue una solución, también representó un problema a futuro. Hay zonas donde es imposible construir edificios altos porque no se pueden hacer cimientos adecuados.
Famosos en las catacumbas y final de la costumbre

Teniendo en cuenta que la costumbre de llevar cuerpos a las catacumbas estuvo presente durante la Revolución Francesa, sabemos que muchas personas fueron enterradas directamente allí. Otros fueron movidos de lugar, como es el caso de Maximilien de Robespierre e incluso de Jean Paul Marat.
En 1860 se dejaron de trasladar huesos hacia allí, y tiempo después se abrieron al público para visitas. A pesar de las prohibiciones en ciertos sectores, hay grupos que entran de forma ilegal, organizando actividades, fiestas y ceremonias secretas. Los catáfilos, como se llama a este grupo de personas, tienen mapas que les indican los lugares más complicados.
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