Las 5 conjeturas y aproximaciones científicas más importantes sobre la vida extraterrestre

Un breve paseo en 5 notas sobre la vida extraterrestre, finalizando con la más reciente teoría sobre este apasionante tema.

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5. La paradoja de Fermi

Imagen Wikimedia Commons

A Enrico Fermi, el hombre que construyó el primer reactor nuclear y generó la primera reacción en cadena, le gustaba reflexionar sobre la ciencia y la vida  y formuló la paradoja que lleva su nombre, también llamada principio de Fermi, aún no resuelta.

El físico italiano-estadounidense encontraba paradójico que siendo teóricamente tan altas las probabilidades de existencia de vida inteligente en el universo, esas formas de vida no se manifestaran, ni en cuerpo presente ni enviando algún tipo de mensaje.

Conocedor del potencial destructor del armamento atómico por haber sido uno de sus principales artífices, Fermi se respondía a sí mismo que quizá esas civilizaciones se habían desarrollado y destruido antes de hacer contacto con sus hermanos en el espacio. Habrían detonado sus armas nucleares antes de darse a conocer, cosa nada inverosímil ya que los humanos estuvimos a punto de hacerlo.

4. La discutible fórmula de Drake

Al margen de la paradoja, el furor que se extendió en torno a las posibilidades de vida extraterrestre llevó al astrónomo estadounidense Frank Drake a formular en 1961 la ecuación que lleva su nombre, que pretende calcular el número de civilizaciones en la Vía Láctea que estarían en capacidad de comunicarse por radio.

La primera cuenta que hizo Drake arrojó que debía haber 10 civilizaciones extraterrestres en la galaxia. El principal problema con la fórmula de Drake, que es tratada con respetuoso desdén por parte de la comunidad científica, es que cada una de sus 7 variables, que van desde el ritmo anual de formación de estrellas hasta la asignación de probabilidades sobre la existencia de vida, son en sí mismas tan arbitrarias, que el resultado puede ser cualquier número.

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3. Lo más cercano ha sido un Wow!

Imagen Wikimedia Commons

Drake, próximo a cumplir los 86 años, es un hombre muy persistente. Fue uno de los principales propulsores del proyecto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre ( SETI, Search for ExtraTerrestrial Intelligence), que se dedica a analizar señales electromagnéticas y a enviarlas, con la esperanza de captar a alguien de allá afuera o ser escuchados. No ha habido muchas novedades.

La más famosa ha sido la señal Wow!, así llamada por ser esa la anotación de asombro que hizo en su cuaderno el trabajador voluntario del SETI, Jerry Ehman, cuando la localizó en un registro de papel de ordenador el 15 de agosto de 1977. Fue captada por el radiotelescopio Big Ear, duró 72 segundos, vino de la constelación de Sagitario y su intensidad fue 30 veces mayor que el ruido de fondo cósmico.

Pese a recientes nuevas teorías, a comienzos de 2016, sigue siendo un misterio.

2. La astrobiología de Carl Sagan

Imagen Wikimedia Commons

Entre tanto, la búsqueda de vida extraterrestre se llevaba a cabo de tal forma, que a los ojos del público, a veces parecía una cosa con rigor científico y a veces una distracción de misteriosos aficionados quizá con un toque de locura. No hay mejor manera de enseriar un campo de trabajo que darle un nombre de ciencia, algo que inspire respeto al ser pronunciado.

Aficionados hay muchos, astrobiólogos hay menos. Así nació la astrobiología, para estudiar la vida, no ya en la Tierra, sino en todo el universo, que incluye la exobiología, que se refiere a la vida extraterrestre. La persona que más contribuyó a darle un rostro científico a la disciplina fue el astrónomo y divulgador estadounidense Carl Sagan. Sin embargo, con ciencia rigurosa y todo, seguimos con las manos vacías.

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1. Han existido pero no hemos podido conocerlos

Imagen Thinkstock

Recientemente, científicos de la Universidad Nacional de Australia han lanzado una nueva hipótesis, la de que quizá hemos tenido muchos hermanos alienígenas, pero sus planetas de habitación no lograron conservar por suficiente tiempo las condiciones para que la vida perdurara. Es decir, los extraterrestres existieron pero se extinguieron en todas partes donde llegaron a existir.

Esta teoría, llamada Cuello de botella de Gaia, deja en segundo plano las maravillosas coincidencias que deben ocurrir para que haya vida y asume que vida ha habido en muchos sitios, solo que se ha dado por periodos relativamente breves y ninguna se ha solapado en el tiempo con la nuestra.

En los planetas de algunos de nuestros desdichados parientes extraterrestres, los sucesivos calentamientos y enfriamientos no les habrían dado tiempo ni siquiera de descubrir el fuego o inventar la rueda, tanto menos enviar una señal de radio.

Sin embargo, el mundo sigue atento, escuchando señales y enviándolas.