La zona arqueológica de Dainzú

Dentro del Valle de Tlacolula, a casi veinte kilómetros al sureste de la ciudad de Oaxaca de Juárez, en México, se encuentra la zona arqueológica de Dainzú que perteneciera a la denominada Cultura Zapoteca.

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Al parecer este emplazamiento habría sido fundado alrededor del año 700 antes de Cristo junto al Río Salado, sobre las tierras de aluvión favorables para la agricultura; allí estaba la entrada y su parte posterior se recostaba contra los cerros, en los que pueden verse algunas terrazas y un sinnúmero de petroglifos.

Un pueblo de costumbres arraigadas

Su preponderancia en la región comenzó a declinar hacia el siglo IV de nuestra era; aunque se la cree más antigua su crecimiento fue paralelo al de San José Mogote y al de Monte Albán, por lo cual su ocaso llegó para la misma época. Dentro de su estilo arquitectónico sobresalen los bajorrelieves con los que decoraban los muros.

En ella se destacan el llamado Conjunto A, ubicado en la parte más elevada, adosado al cerro, es el más antiguo y tuvo al parecer un uso religioso; son cuatro plataformas realizadas en piedras unidas mediante barro; la sección inferior del muro sur está cubierta por bajorrelieves, cada bloque tiene tallada una figura distinta de las demás.

Se conecta con la segunda plataforma a través de un patio finamente estucado; éste tiene dos fachadas, una mirando al norte y la otra al sur, con una escalinata central.

La tercera terraza posee una pared vertical de más de cinco metros de alto, la entrada es escalonada y estuvo techada; la última cuenta con un muro de algo más de un metro y se accede a ella por un sistema de escaleras confeccionadas en el muro mismo.

Un pasado monumental

El Conjunto B, que está al oeste del anterior, es una estructura enorme con varias habitaciones, escaleras y patios que datan de diferentes períodos; posiblemente estuviera dedicado a actividades cívicas por el buen tamaño de las áreas abiertas.

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Se hallaron varias cámaras funerarias, pero se destaca la denominada Tumba 7, con un gran jaguar tallado en la entrada, la cabeza es el dintel y sus patas delanteras están una a cada lado de la puerta.

Primitivamente las dos terrazas del conjunto estaba separadas pero fueron unidas mediante el que se ha dado en llamar Templo amarillo; un excelente sistema de drenaje pluvial corría bajo las construcciones.

El Conjunto C, conectado con el anterior, es apenas una pequeña terraza que lo une con el que sería el Conjunto D que aún no ha sido sacado a la luz. Sí se ha podido restaurar uno de los lados del Juego de Pelota, al parecer una especie de estadio deportivo.

Mucho queda aún por develar en Dainzú pero lo que se puede ver es suficiente para tener una clara idea de lo importante que fue  la civilización que lo construyó, el valor que le daban a las manifestaciones artísticas y a sus rituales.

Visitar este increíble centro arqueológico es como leer acerca del pasado en un libro tridimensional, una verdadera maravilla.

¿Han visitado alguna vez la zona arqueológica de Dainzú? ¿Qué les parece este bello sitio?

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