La Universidad de Georgetown dará beneficios a descendientes de esclavos vendidos hacer dos siglos

En 1938, la que ahora se conoce como la Universidad de Georgetown necesitaba dinero para pagar deudas. Por eso, aprovechando la donación de dos acaudalados fieles de la iglesia, los sacerdotes jesuitas que administraban la universidad en ese momento decidieron vender 272 esclavos a una plantación para poder mantenerse a flote.

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Ahora, el Grupo de Trabajo sobre la Esclavitud, Memoria y Reconciliación, integrado por profesores, estudiantes, graduados y genealogistas de la universidad, llevan adelante una investigación para determinar qué ocurrió con ese grupo de hombres, mujeres y niños. Pero sobre todo, pretenden precisar qué tipos de beneficios le corresponden a los descendientes de quienes ayudaron a la supervivencia de la institución.

La historia es relevante. Y conocer la historia en profundidad nos ayuda a entender algunos de los acontecimientos del presente”, reflexiona David Collins, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Georgetown y miembro del Grupo de Trabajo.

“En general, en Estados Unidos, esa tarea no la realizamos bien cuando está relacionada con los tristes y negativos episodios de la historia americana. El desafío, ahora, es como comprometerse con la historia norteamericana”, dice Collins. 

Memoria

En un principio se maneja la posibilidad de otorgar la categoría de admisión preferencial y la creación de un instituto dedicado al estudio de la esclavitud, anunció el presidente de Georgetown, John J. DeGioja. También, dos edificios del campus serán renombrados: uno rememorando a un esclavo afro-americano y el otro, en recuerdo de un educador con raíces africanas que trabajó en la universidad. 

La admisión preferencial se aplicará a todos los descendientes de los esclavos cuyo labor haya beneficiado a la universidad jesuita, y no solo a los de aquellos que fueron vendidos en 1938.

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Georgetown, ubicada en Washington DC, no es la única universidad en los Estados Unidos que tuvo una participación en la comercialización de esclavos, pues instituciones como Brown, Columbia, Harvard y la Universidad de Virginia también admitieron su participación. Sin embargo, la de la jesuitas sobresale por su cantidad, según historiadores locales especializados.